El cambio constante de la tecnología en todos los factores de la vida está poniendo de manifiesto la necesidad de un cambio cultural y digital en las empresas, además de una transformación en el modelo de negocio, una transición en la tipología de estructura interna de la organización y una cultura que involucre más a los empleados o colaboradores.
Así lo aseguran desde Socialab, firma internacional que impulsa el talento de las personas y organizaciones para resolver los desafíos sociales y medioambientales del mundo, quien pone de relieve que no hay fórmula única para lograr el cambio cultural y asegura que depende, en gran medida, de las acciones y los resultados.
“Cambiar la cultura es difícil: requiere tiempo y resultados, y por consiguiente, mucho testeo e incertidumbre. Sin eso, no habrá un cambio. Pueden entender el manual y la arenga, pero no lo internalizan”, añade Tadashi Takaoka, gerente de Socialab en Chile.
En la última década, el mercado ha visto cómo algunas empresas han pasado de la responsabilidad social empresarial, mucho más corporativa y de menor impacto, hacia una mirada de valor compartido, desarrollado nuevas capacidades adaptativas que les permiten observar el entorno con mayor claridad.
“Por eso la combinación perfecta para encantar a la nueva y a la antigua fuerza de trabajo es la innovación: presentarles nuevos procesos que no solo los llevarán a cumplir metas sino a pensar fuera de la caja, trabajar en equipo, conocer nuevas personas, poder destacarse y romper la rutina del trabajo con espacio para utilizar la creatividad y conocimientos”, agrega Ignacio Vidal, gerente de Socialab Colombia.
Pensando en esto, desde Socialab dan algunas recomendaciones para recorrer este complejo camino, con foco particular en innovación con impacto, que han aprendido desde el ecosistema y la práctica.
1. De menos a más:
Comunicarle a todo el mundo que “vamos a innovar” genera expectativas de participación. Sin embargo, lo recomendable es partir con un grupo reducido que comience con una visión y proyectos específicos a alcanzar. De esta forma, si algo no resulta bien, no se tendrá pérdida de fe y se mantendrá la energía y la generación de resistencia.
2.Al final, son los proyectos:
La intuición inicial es realizar largos talleres, jornadas, unificar criterios y describir en largos manuales y presentaciones lo que será la cultura de innovación de la compañía.
Si bien somos muy proclives al diseño y planificación, la experiencia nos ha dicho que es mejor promover una mirada más práctica y liviana en el tema de cultura. Porque al final del día no es el manual o la presentación lo que cambiará la cultura, es el ver lo complejo de innovar, empatizar con los emprendedores y celebrar juntos los pocos logros que ocurrirán al principio, pero con el tiempo crecerán.
3.Aprovechar el efecto psicológico del contexto:
La premisa en Socialab es básica: “si mezclamos a emprendedores locales con emprendedores de ecosistemas avanzados en un ambiente controlado, entonces los locales tomarán la mentalidad de los más avanzados”. ¡Y funciona!
“En las empresas es posible hacer lo mismo, pero no trayendo a otros ejecutivos de empresas innovadoras, sino que a emprendedores de startups que de por sí viven en una cultura de innovación. La buena práctica acá es juntarlos en espacios neutros (como coworks) o aislarlos del resto, incluso en oficinas cercanas a las oficinas centrales”, finaliza Ignacio Vidal.