La pandemia trajo diferentes consecuencias para el sistema educativo en Colombia. Una de ellas fue la cancelación de clases presenciales, que dejó en evidencia la poca preparación de jardines y colegios para brindar educación virtual de calidad, así como la necesidad de dar apertura a otras alternativas educativas en un país tradicional como, por ejemplo, la educación sin escuela o homeschooling.
Partiendo desde esta realidad y sumado al descontento de dos psicólogos bogotanos con el sistema educativo tradicional; caracterizado por extensas jornadas de clases para niños (ahora a través de un computador) y un aprendizaje controlado por exámenes y limitado a un salón de clases, esta pareja de apasionados por la educación preescolar decidió invertir sus ahorros en mayo del 2020, para crear un programa educativo que saliera de las paredes institucionales y reconociera un aprendizaje vivencial, emocionante y en el cual participan sus cuidadores principales.
“Rainbow Homeschooling es un programa colombiano de educación sin escuela dirigido a primera infancia, niños entre los 12 meses a los 6 años de edad, con el que queremos reinventar la educación. Para esto, ponemos a disposición de las familias un currículo de estudios innovador a un precio asequible que pueden hacer desde cualquier parte del mundo, rompiendo las fronteras del aula y entendiendo que el aprendizaje se da en todo momento y en cualquier lugar”, afirma Adriana García, directora de Rainbow Homeschooling y psicóloga especialista en psicología educativa.
El homeschooling es un tipo de educación donde los niños no necesitan ir a la escuela para aprender y es acompañado por sus padres o cuidadores. Además, es más antiguo que la educación escolar, sin embargo, en nuestro país es una alternativa que hasta ahora toma fuerza. De acuerdo con la Red Colombiana de Educación en Familia, para el 2019, existían 8.000 casos en todo el territorio nacional.
El programa que ofrece Rainbow Homeschooling pretende empoderar a los padres a través de su metodología, para que ejerzan su derecho a elegir el tipo de educación que reciben sus hijos (ley 115) y participen en el proceso sin la necesidad de requisitos académicos o títulos profesionales, teniendo la seguridad de que lo están haciendo bien.
“Ponemos a disposición de los padres un currículo de estudios con las lecciones diarias, los contenidos, las habilidades y los objetivos a desarrollar según la edad de su hijo. Además, mensualmente les entregamos todos los materiales de la temática a trabajar en nuestra caja Rainbow. De esta forma, brindamos un programa educativo experiencial, basado en teorías constructivistas del aprendizaje donde desarrollamos cinco dimensiones en cada niño: emocional y social, cognitiva, comunicativa, física y creativa”, explica García.
Algunos de los beneficios de la educación sin escuela en la etapa preescolar son que aporta a la cercanía familiar y al vínculo con los padres, es una educación sin imposición de creencias o religiones, permite tener flexibilidad horaria para que los niños realicen actividades extracurriculares como deportes o artes, es un aprendizaje personalizado y una alternativa asequible a nivel económico.
Actualmente Rainbow acompaña a más de 250 niños al mes en ciudades principales como: Bogotá, Barranquilla, Cali, Cartagena, Medellín y Santa Marta, así como en municipios y veredas de Antioquia, Bolívar, Cesar, Cundinamarca, Córdoba, La Guajira, Meta y Sucre, entre otros. Asimismo, ha aportado a la formación de niños en Estados Unidos y México.
“Gracias a la acogida que ha tenido nuestro programa, pasamos de ser dos personas a tener un equipo de 15 colaboradores, conformado en su mayoría por madres cabeza de hogar profesionales en educación, y logrando, en un año, facturar más de 450 millones de pesos. Nuestro crecimiento nos ha permitido confirmar que la educación en Colombia está lista para alternativas innovadoras como la educación sin escuela, por eso invitamos a padres y cuidadores a que nos conozcan”, indica David Montes, Director Administrativo de Rainbow Homeschooling.
Un ejemplo de lo anterior es el caso de la hija de Carmen Cassiani, madre cartagenera, para quien “la experiencia con la escuela tradicional para nuestra hija no fue agradable; en el jardín le ponían muchas tareas para su edad, podía ver que no era feliz. Conocimos esta alternativa, que se ajusta más a su personalidad, y estamos maravillados pues respetan el proceso de aprendizaje de cada niño, destacan sus habilidades y los puntos a trabajar, haciéndolos sentir brillantes. Además, está aprendiendo lo que debe a su edad de la mano y el acompañamiento de nosotros, sus padres”.