Uno de los mayores obstáculos que encontramos al tratar de convertir en realidad nuestras potencialidades, es el temor a cometer un error; ese bendito miedo humano al fracaso; Sin embargo, la perfección misma se basa en uno que otro fracaso.
En cierta ocasión, dos desanimados ayudantes de Thomas Edinson acudieron a él para decirle: – Acabamos de terminar el experimento número setecientos y aún no tenemos la respuesta, hemos fracasado-. A lo que Él respondió: – No mis amigos ustedes no han fracasado, piensen mejor que ahora tenemos más conocimiento en este asunto, que cualquier otra persona en el mundo. Estamos más cerca de la respuesta, porque ahora conocemos setecientas cosas que no debemos hacer, no lo llamen error, llámenme aprendizaje-
En la mayoría de las ocasiones, nos incomodamos cada vez que recordamos nuestros desaciertos o fallas. Esta actitud no es la más sana, pues al no evaluar los errores con la percepción de aprender de los mismos, estaremos haciendo daño a nuestra salud mental, generando culpas, frustraciones que nos llevan a vivir de manera hostil con nosotros mismos y con nuestros seres queridos.
Si Thomas Edison hubiera desistido con facilidad de sus propósitos, nosotros estaríamos mirando la televisión a oscuras.
En la biblia encontramos maravillosas narraciones de hombres y mujeres, convertidos en héroes y heroínas, que realizaron grandes hazañas en compañía de Dios, la pregunta es: ¿Ellos no se equivocaron?, pues claro que sí, y más de una vez, pero eso no los desvió de su propósito cuando tuvieron la actitud adecuada frente a su caída. En esta parte la actitud juega un papel de vital importancia ante nuestros errores.
¿Qué determina en tu vida que tengas, un buen día, una buena semana?, ¿cuáles son los indicadores de que algo bueno te ha sucedido?
Conozco muchas personas con pocos recursos que son felices y tienen una gran actitud, pero también conozco ricos que son miserables. El mundo se colorea con la actitud que tengas, la manera más rápida de cambiar nuestra vida es cambiar nuestra actitud.
Las personas comunes esperan que alguien venga a motivarlas. Se ven tentadas a creer que su forma de pensar y de sentir depende de sus circunstancias. En realidad, la actitud siempre es una elección. De hecho, aunque no podamos controlar muchas de nuestras circunstancias, siempre podremos controlar nuestras actitudes.
La Biblia afirma en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Cuando nos menciona en este contexto la palabra conformar, hace referencia a, mantenerme en la forma, mientras que Transformar, nos invita a elevarnos por encima de la forma.
Para ello nuestro mayor ejemplo es Jesús, y de Él necesitamos imitar su capacidad para el riesgo, como también conocer la grandeza de su amor. ¡Atrévete a ser diferente! Dios no quiere que seamos perfectos , pero sí que seamos correctos.
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Escrito por Guillermo Antequera