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El presidente francés y su párvulo primer ministro han planteado la necesidad de enviar tropas a Ucrania.

🌐 ASTROLABIO # 246 - VIERNES, 01 DE MARZO DEL 2024

 

Por supuesto, ellos no se están refiriendo a las fuerzas especiales de su Alianza Atlántica que desde hace tiempo están entrenando unidades allí.

Tampoco están aludiendo a las miles y miles de toneladas de equipo militar de última generación que han ido enviándole a Kiev.

Ni a los miles de millones de dólares que le han transferido al gobierno de Zelenski para que funcione en sentido estructural.

Se refieren a enviar a sus propios muchachos, y a los de los otros países aliados, al campo de batalla para combatir directamente contra los rusos.

A estas alturas, no se sabe si la locuacidad de Macron y Attal es fruto de la ingenuidad, la ligereza, la ocurrencia, la frivolidad, o todas las anteriores.

De hecho, más tardaron en lanzar su idea que los demás gobiernos en rechazarla, empezando por los alemanes y norteamericanos, hasta llegar a la OTAN, en conjunto.

Como es apenas obvio, los pertrechos y los dólares se consideran como una ayuda a Ucrania para desarrollar sus operaciones de legítima defensa.

En cambio, enviar material con la intención de golpear al territorio ruso y a su población, o desplegar tropas para entrar en combate con los rusos, necesariamente supondría que Moscú estuviera autorizada a propinar golpes contra objetivos en París, Berlín, o Nueva York.

No en vano, en su discurso anual sobre el estado de la Federación, Vladimir Putin sentenció que esa idea es un paso previo a la escalada nuclear que bien podría llevar a la mutua destrucción.

Entonces, si de lo que se trata es de asegurar a Europa para que el Kremlin no prosiga su carrera expansionista ( ahora que la debilidad ucraniana salta a la vista ), lo que tiene que hacer la Alianza es blindar sus fronteras de modo inexpugnable.

Que fue, justamente, lo que no hicieron con la propia Ucrania hace tres años cuando todavía estaban a tiempo de impedir la invasión rusa.

Está claro que el imperialismo ruso no ha terminado la tarea y que con Putin en el poder por lo menos 12 años más -cuando tendrá la edad que hoy tiene Biden-, se puede esperar más de una aventura bélica adicional.

Pero no es enviando muchachos a perder la vida en Ucrania como se va a controlar la consabida voracidad de Moscú.

Es creando un verdadero cordón disuasivo, una impenetrable barrera de alta tecnología  y estacionando esas tropas, sí, pero en los países Bálticos, en Polonia y en Moldavia, tal como se ha hecho durante años en Corea del Sur.

No es con fantasías, ni sandeces, ni elucubraciones lúdicas.  Es con fuerza absoluta, contundente, inquebrantable.

   

vicentetorrijos.com