¿Es el oro el mejor activo para protegerse en tiempos de incertidumbre macroeconómica?
El oro alcanzó el viernes un nuevo hito al superar, por primera vez, la barrera de los US$3.000 por onza. Este significativo aumento se atribuye a una combinación de factores, entre los que destacan las crecientes tensiones comerciales y las expectativas de un posible recorte en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Estas circunstancias han reforzado el atractivo del oro como un activo de refugio seguro, consolidando su posición en un mercado financiero lleno de incertidumbre.
De acuerdo con los datos más recientes, el oro al contado subió un 0,4 %, cerrando en US$3.000,39 por onza, mientras que los futuros del oro en Estados Unidos registraron un incremento del 0,7 %, situándose en US$3.012,9. En lo corrido del 2025, el metal precioso ha alcanzado hasta 13 máximos históricos, con un avance acumulado de más del 14 %. Estos resultados evidencian una demanda creciente que encuentra en el oro una alternativa frente a las fluctuaciones económicas y a los riesgos geopolíticos.
Expertos del sector, como Alexander Zumpfe, de Heraeus Metals Germany, han señalado que el aumento en el precio del oro responde también a la incertidumbre provocada por las tensiones comerciales internacionales. En particular, las políticas arancelarias adoptadas por la administración estadounidense, bajo el gobierno del presidente Donald Trump, han exacerbado la demanda del metal. La reciente amenaza de imponer un gravamen del 200 % sobre las importaciones de alcohol provenientes de Europa ha contribuido a intensificar la percepción de inestabilidad económica global.
Otro factor que impulsa la subida del oro es la política monetaria en Estados Unidos. La posibilidad de que la Reserva Federal recorte las tasas de interés este año, tras una desaceleración en los precios al consumidor, ha elevado las expectativas del mercado. Se prevé que la próxima reunión de la entidad, programada para el miércoles, mantenga los tipos sin cambios, aunque los analistas creen que una reducción podría implementarse en junio. Este panorama favorece la inversión en oro, un activo que históricamente se ha considerado seguro frente a la inflación y la depreciación de divisas.
La influencia de los bancos centrales no es menor en este contexto. Vale la pena recordar que, durante la pandemia de COVID-19, estas instituciones incrementaron sus reservas de oro como parte de un esfuerzo por diversificar sus activos y reducir su dependencia del dólar estadounidense. Al mismo tiempo, China ha intensificado sus compras de oro, motivada por preocupaciones sobre la estabilidad de su economía. Estas dinámicas globales, junto con el renovado interés en los metales preciosos, han llevado al oro a un nivel que no se había registrado en décadas.
Finalmente, este repunte ha generado importantes movimientos en otros mercados de metales preciosos, como la plata, el paladio y el platino. Aunque estos no han alcanzado cifras tan elevadas como el oro, sus fluctuaciones reflejan el impacto generalizado de la incertidumbre económica. A medida que el oro continúa marcando récords, surgen interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo y sobre el papel que desempeñará en un contexto geopolítico y financiero cada día más complejo.
En el contexto actual, el precio del oro en Colombia, establecido por el Banco de la República en $361.187,06 pesos colombianos por gramo fino para la compra y $380.196,9 para la venta, refleja no solo el impacto de las fluctuaciones internacionales del metal, sino también su rol como activo estratégico en el mercado local.
Juan joya