🌐 ASTROLABIO # 268 - VIERNES, 02 DE AGOSTO DEL 2024
Si se toma en cuenta que la ya exdirectora del Servicio Secreto admitió que lo de Trump fue la falla más protuberante que se haya producido, ¿ qué garantiza que un atentado aún más grave no acontezca de la noche a la mañana ?
De hecho, ese Servicio Secreto tendrá que rendir cuentas muy precisas porque los misterios que rodean al 13 de julio son exageradamente resonantes.
¿ Por qué no se atendieron las llamadas y advertencias de tantos ciudadanos que vieron al tirador instalándose a sus anchas en el tejado ?
¿ Qué pasó con el agente de policía que subió a ver qué pasaba y se escabulló después de haberse topado con el asesino ?
¿ Por qué el criminal pudo preparar el escenario valiéndose de un dron pero las autoridades no tenían cobertura aérea para neutralizarlo ?
¿ Cómo es posible que los francotiradores del antedicho Servicio Secreto no hubiesen divisado al terrorista con sus todopoderosas miras telescópicas ?
¿ Y cómo explicar que, solo cuando el magnicida ejecuta la tarea, ellos logran verlo, para -ahí sí- eliminarlo con un certerísimo disparo entre los ojos ?
En fin ; si Trump está vivo de milagro, ¿ quién podrá asegurar que, en un siguiente atentado, los perpetradores no consigan su objetivo ?
El problema es todavía más complejo si se piensa que la confianza en la seguridad podría depositarse en el FBI.
Lo que pasa es que, para ser precisos, a estas alturas ya no se sabe cuál conducta es más cuestionable : si la del Servicio Secreto, o la del FBI.
Y esto porque la agencia de investigaciones se ha limitado a señalarle a Trump que limite al máximo sus apariciones en público, lo que, palabras más, palabras menos, equivale a decirle que renuncie, tal como lo hizo el presidente flotante, Joe Biden.
No obstante, esta recomendación de seguridad sería relativamente entendible si no estuviese pérfidamente aderezada por las surrealistas conjeturas de la institución detectivesca al sugerir que la herida de Trump pudo ser ficticia, esto es, producida por un vidrio roto, o una esquirla.
En resumen, todo el mundo libre se encuentra en este instante acuartelado en primer grado para impedir la revictimización del candidato opositor que, de un momento a otro, podría ser asesinado por quienes lamentaron no haber completado el trabajo en el primer intento.
¿ Cómo impedir que se produzca el ‘efecto copycat’, esa temeraria imitación de conducta que lleva a un terrorista a corregir los errores de su predecesor para pasar ( juntos ) a la historia ?
¿ Serán capaces de evitarlo esas instituciones que, burocráticamente, se encuentran tan ligadas a un Presidente que acaba de dejar de ser candidato, y a una Vicepresidenta que acaba de reemplazarlo, aunque, en ambos casos, conservando intactos sus puestos de trabajo ?
vicentetorrijos.com