Controlado el motín de Wagner, pero tendrá consecuencias para el poder del Kremlin
El grupo de mercenarios Wagner finalmente ha dado marcha atrás en su rebelión contra el Ejército ruso, gracias a un acuerdo negociado por el líder de Belarús, Alexander Lukashenko.
Aunque se ha evitado una amenaza de guerra civil, este episodio ha revelado algunos fallos en el aparato del Estado ruso durante la contraofensiva en Ucrania, además de sacudir la postura del presidente Vladimir Putin.
Las concesiones hechas al líder de Wagner y sus hombres han contado con la aprobación del Estado ruso, lo que ha llevado a Putin a retirar los cargos contra ellos. Aunque las negociaciones obligaron al Kremlin a hacer concesiones, le permitió evitar lo peor: la amenaza de guerra civil que había mencionado durante su discurso del sábado por la mañana.
Por otra parte, también ha quedado en evidencia que Rusia cuenta con muy pocas reservas de soldados en el país y poca protección en caso de ataque o motín en su territorio, incluso contra el propio Putin.
Para algunos analistas expertos, esta rápida resolución ha permitido al presidente ruso conservar su estatus de “salvador de la nación” a los ojos de su pueblo. Sin embargo, detrás de la fachada, el régimen de Putin se ha debilitado y la propaganda rusa sobre la amenaza del “traidor” finalmente se hizo realidad encarnada por uno de sus aliados más cercanos.
En definitiva, aunque se haya evitado una amenaza de guerra civil, este episodio ha puesto en evidencia la fragilidad del régimen ruso y ha revelado algunos de sus fallos. La rápida resolución ha permitido a Putin conservar su estatus de “salvador de la nación”, pero también ha dejado en el aire la verdadera fortaleza del Estado ruso.
Humberto ‘Toto’