En eso, Santos tiene toda la razón. Pero no precisamente porque se haya puesto “fin del conflicto”, sino, justamente, por todo lo contrario.
Me explico. Santos sabe perfectamente -como todos lo sabemos-, que en vez de desaparecer, el conflicto se quintuplicó ; pero él no puede reconocer una verdad que vaya en contra de su egocentrismo histórico.
Y el conflicto se magnificó porque los negociados de La Habana fueron concebidos por benefactores y beneficiados como un mecanismo para consolidar el poder político de la insurgencia.
Aparte del ejemplo que el propio Santos provee, hay por lo menos tres grandes cuestiones que también estaban previstas y que ayudan a explicar la crisis que padece el país actualmente :
1- Las FARC-EP no firmaron para desaparecer. Por el contrario, salta a la vista que siguieron operando con un pie en el Congreso y con otro en Perijá, Zulia y Cauca bajo la comandancia de Márquez, Romaña y Santrich.
2- Las FARC-EP nunca pensaron entregar los bienes para reparar a las víctimas, ni las armas, ni la información para desarticular la delincuencia transnacional, y
3- Ellas nunca quisieron abandonar el tráfico de drogas que, por el contrario, se ha expandido y fortalecido bajo el consabido criterio de diversificación horizontal.
Dicho de otro modo, agitación e intimidación de las masas, lucha armada, drogas, y cooperación intensiva con los gobiernos cómplices del vecindario.
En resumen, el expresidente Santos tiene la razón : ¡ todo estaba perfectamente previsto !
Pero lo verdaderamente sorprendente es que el gobierno elegido para desartillar semejante entramado haya permanecido impávido, impasible, imperturbable.
vicentetorrijos.com