Hoy Colombia amaneció nuevamente indignada por hechos atroces en contra de la inocencia de los más pequeñitos, aquellos que muy pocas veces son tenidos en cuenta; leyes van y leyes vienen, pero sin eficacia alguna.
Suena paradójico, pero los mismos entes de control, creados por el estado para dar protección, son los que en diversas oportunidades no realizan su tarea debidamente, la mayoría de las veces solo anuncian medidas, pero les falta acciones contundentes.
Octubre, el mes de los niños, época para disfrutar de las pilatunas infantiles, sus alegrías, ocurrencias, creatividad y por qué no decirlo, sus genialidades.
Infortunadamente la vida del niño Gabriel Esteban Cubillos Rodríguez se extinguió por una venganza de su progenitor.
Un hombre mentalmente enfermo, porque estas determinaciones solo tienen cabida en una mente desajustada, en un corazón que no acepta sus errores, sus equivocaciones como parte de la formación, un corazón egoísta. ¿Por qué razón quitarle la vida a un niño de tan solo 5 años, un menor que en medio de su inocencia, solo contaba los días para estar con su papá y disfrutar de su compañía?
Engañado con la falsa idea de ir a dar un paseo. ¿Cuántas ilusiones perdidas? Solo una persona llena de odio, rabia y el querer hacer venganza contra la madre del niño por no darle una segunda oportunidad, decidió acabar de forma cruel y despiadada con la vida de Gabriel y no solo le bastó ejecutar tan deplorable acto, sino que envió foto del cuerpo a la madre dejando constancia de la forma como llevó a cabo su maldad.
¿Qué otros componentes genéticos, sociales o familiares, llevaron a este hombre de 50 años de edad, que gozaba de un trabajo en una multinacional, a cometer este crimen? Sin duda alguna su deseo de venganza desmedida en contra de su expareja; quería mostrar que tenía el poder en sus manos para hacerla sufrir, asfixiando mecánicamente a su hijo y produciéndole una muerte escabrosa.
Se dice que en el pasado había sufrido de trastornos mentales y presentaba denuncias por violencia intrafamiliar, la comisaría de familia lo envió a citas con un psicólogo, pero nunca se evidenciaron con soportes la asistencia a las mismas.
Hacía parte del talento humano de una Gran empresa, ¿acaso no ofrecen éstas ayuda a sus empleados a través del departamento de recursos humanos o de su EPS? Dejar de hacer un seguimiento a estos casos que cada vez son más en un país cansado de tanta violencia contra los niños, arrebatándoles sus derechos; evidencia un estado que, en vez de proteger, descuida.
Jesús expresa:
“Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.
Mateo 18:1-3,
¿Qué hace un niño? Confía, es creativo, inocente, ingenuo, no sabe mentir, es humilde, pide ayuda, fácilmente, perdonan los errores sin guardar rencor, se dan la mano sin contratiempos, en fin.
¿Cuántos “Gabriel” o “Luis Santiago” tienen que seguir engrosando la lista para tomar cartas en el asunto, no de forma sino de fondo?
Vivimos en medio de una sociedad enferma, donde escasean los principios y los valores.
Nuestra niñez continúa en peligro; solo Dios puede restaurar un corazón dañado, un núcleo familiar donde exista y se propague el temor a Dios y el respeto a los demás como norma, es un hogar que sale adelante porque construye bajo los cimientos del Amor de Dios.
Sé que usted amigo lector, al igual que yo, puede estar experimentando dolor, asombro y muchas otras emociones encontradas ante todas estas situaciones que no pueden seguir pasando por alto y todo por culpa de una indiferencia que nos atrapa día a día.
¡Es hora de actuar! Muchos hogares están enfrentando soledad, abandono, otros al borde de un abismo profundo no encuentran una mano amiga que les aconseje a priorizar el buen trato, a no dejar a un lado las enseñanzas de la palabra de Dios que desde niños nos fueron inculcadas, esos valores son el pegamento esencial en la base de una sociedad que construye. Es un privilegio y un honor que Dios nos conceda hijos, a ellos debemos amarles, cuidarles, servirles y, sobre todo, caminar a su lado para ayudarles a construir un futuro prometedor con nuestro buen ejemplo.
La Biblia nos habla que los hijos son una herencia del señor, cosa de estima el fruto del vientre, son como plantas de olivo alrededor de tu mesa, ofrecen frescura, productividad, que a su debido tiempo dan su fruto. Son una recompensa, en ningún momento los podemos ver como una carga pesada, los hijos son una BENDICIÓN.
Les dejo esta reflexión del rey Salomón:
Dirige a tus hijos por el camino correcto y cuando sean mayores no lo abandonaran.
Proverbios 22:6
Libro Recomendado. La Teoterapia del amor.
Evento recomendado. Fiesta del Yonkipur o fiesta del perdón en nuestras sedes.
Escrito por Ruby Pérez