La obsesión por el narcisismo y los narcisistas es evidente. La gente quiere saber si ellos mismos son narcisistas, si están saliendo con un narcisista, si su jefe es narcisista o incluso si su perro lo es. Sin embargo, pocos se cuestionan sobre el polo opuesto del narcisismo: el ecoísmo.
Para comprender este rasgo modesto, vale la pena aventurarse primero en la mitología griega, de donde se derivaron los términos “narcisismo” y “ecoísmo”.
Eco era una ninfa con una hermosa voz, que utilizaba para mantener agradables conversaciones y distraer a Hera, la reina de los dioses, para que no descubriera las infidelidades de su marido Zeus con las amigas de Eco. Hera finalmente comprendió el juego de Eco y la castigó para que ya no tuviera control de su propia lengua, pudiendo solo hablar cuando le hablaban y repitiendo las últimas palabras de quien le había hablado.
Si bien el castigo le pasó factura a Eco, su verdadero sufrimiento comenzó cuando se enamoró de Narciso, un cazador famoso por su extraordinaria belleza. El brutal rechazo de Narciso hacia Eco, debido a su incapacidad para pronunciar sus propias palabras, le causó tal dolor que al final no quedó nada de ella excepto su voz.
Como en el mito, donde Eco ayudaba a otras ninfas a aparearse con el rey de los dioses, los ecoístas se centran en satisfacer las necesidades de los demás para evitar considerar las propias. Son incapaces de expresar sus propios deseos y pensamientos por miedo a que esto pueda generarles sentimientos de vergüenza o pérdida del amor. Suelen ser empáticos y evitan o incluso rechazan la atención. Otras características del ecoísmo incluyen la incapacidad para crear límites, una tendencia a culparse a sí mismos y a pedir muy poco a los demás por temor a agobiarlos o a ser vistos como intentos de atraer la atención.
En el mito, Narciso y Eco son opuestos que se representan como entidades entrelazadas pero separadas. Para comprender el ecoísmo, es necesario comprender el narcisismo, ya que el primero se percibe como el extremo opuesto del espectro del narcisismo.
Los opuestos se atraen
Los ecoístas y los narcisistas pueden sentirse atraídos entre sí. Aunque puede ser fácil pensar en el narcisista como el agresor y en el ecoísta como la víctima en una relación, la verdad es que ambas partes satisfacen ciertas necesidades. Un narcisista monopolizará la atención sin ningún desafío o amenaza a su ego, mientras que el ecoísta se esconderá en las sombras del narcisista para satisfacer su tendencia a rechazar la atención.
Yendo más allá de las dicotomías simplistas entre personalidades buenas y malas, la moraleja del mito, así como la interpretación de hallazgos recientes sobre el narcisismo, sugiere que demasiado o muy poco de cualquier cosa puede ser catastrófico para la persona y las personas que la rodean. En el mito, tanto Eco como Narciso mueren trágicamente a una edad temprana en la desesperación causada por decisiones equivocadas y necesidades insatisfechas.
Hoy en día, tanto el trastorno narcisista de la personalidad (el extremo superior del espectro del narcisismo) como el ecoísmo (que no tiene un equivalente en trastorno de personalidad) pueden contribuir a problemas de salud mental, aislamiento y soledad. Por otro lado, un nivel saludable (incluso ligeramente elevado) de narcisismo, principalmente el “narcisismo grandioso” (un sentido inflado de importancia y una preocupación por el estatus y el poder), puede contribuir a resultados positivos, como una reducción de las enfermedades mentales y un mejor desempeño bajo estrés.
Esto se debe a que niveles ligeramente elevados de narcisismo grandioso se han relacionado sistemáticamente con una mayor resiliencia ante los trastornos mentales. También se ha demostrado que, bajo estrés para realizar una prueba cognitiva, los narcisistas grandiosos parecían tener la capacidad de ignorar comentarios engañosos y concentrarse en la tarea en cuestión.
Para comprender cuánto narcisismo o ecoísmo se necesita antes de que se vuelva tóxico, debemos cambiar la forma en que percibimos la naturaleza humana. En lugar de pensar en los rasgos de la personalidad como algo fijo (o eres ecoísta o no), deberíamos centrarnos en comprender cómo nuestro comportamiento y nuestra personalidad cambian de un día para otro dependiendo de lo que se requiere de nosotros dentro del complejo entorno social en el que todos operamos.
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