Este lunes 12 de mayo, la defensa del rapero Sean Combs, conocido como Puff Diddy, y quien está siendo investigado por varios delitos, entre ellos tráfico sexual, describió el juicio como un caso “sobre amor, celos, infidelidad y dinero”.
Teny Geragos, una de sus abogadas, señaló al inicio de la audiencia que el caso no es complicado, pero que su cliente sí lo es, e insistió al jurado en que deben hacer a un lado las noticias sobre el artista, ya que todo se ha vuelto mediático por la gravedad de los cargos y el estatus de Combs, quien es uno de los raperos estadounidenses más reconocidos del país y fundador de la discográfica Bad Boy Records, así como ganador de tres premios Grammy.
En ese sentido, la jurista relató la historia del rapero de 55 años de edad, quien tiene un pasado humilde. “Su historia es fascinante, pero también humana. Empezó con muy poco, en el barrio de Harlem, y se lo trabajó. Creó una cultura y produjo música que marcó a una generación. Es una persona fascinante. Sí, es rico, pero carismático. La gente lo quería a su lado por los beneficios que les podía traer, porque él daba oportunidades a las personas. Tenía una visión que pocos tenían”, añadió.
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Geragos además mencionó el video en el que su cliente agrede en un hotel brutalmente a su expareja, la cantante Cassie Ventura, una de las víctimas y testigo; indicando que asumirán toda la responsabilidad, pero incidió en que “la violencia doméstica no es tráfico sexual” y recalcó que todas las relaciones sexuales mantenidas por Combs fueron “consentidas”. En casi dos años desde la demanda de Ventura, han ocurrido muchas cosas: decenas de hombres y mujeres han alegado que Combs cometió graves delitos.
La Fiscalía acusa a Combs de que, durante veinte años (de 2004 a 2024), presuntamente se dedicó a “abusar, amenazar y presionar a mujeres” para que participaran en “encuentros sexuales elaborados”, con trabajadores sexuales masculinos, a menudo bajo los efectos de las drogas. Por lo anterior, está imputado por cinco cargos: uno de conspiración con fines de extorsión; dos de tráfico sexual mediante la fuerza, el fraude o la coerción; y otros dos de transporte para ejercer la prostitución.
La fiscal Ashley Johnson describió hoy con precisión estos “freak offs” —que Diddy también llamaba “wild king nights”—: espectáculos sexuales elaborados en los que obligaba a sus víctimas a tomar múltiples drogas, sobre todo MDMA y éxtasis, que tenían lugar en hoteles en los que mantenía a estas mujeres encerradas durante días. El caso de Sean ‘Diddy’ Combs podría complicarse, ya que muchos artistas de Hollywood podrían estar vinculados por asistir a sus “fiestas salvajes”, donde las víctimas han relatado que fueron abusadas y usadas como objetos sexuales.
Dayineth Isabel Molina Velásquez