Cada uno de nosotros tenemos la facultad de superar situaciones difíciles, de levantarnos por encima de las adversidades; esto es lo que hoy conocemos con el nombre de resiliencia, esa capacidad que tenemos para sobreponernos ante circunstancias adversas, como la pérdida de un trabajo, la ruptura de una relación, un negocio que no se dio, etc.
Cuando nos enfrentamos a estas situaciones, es importante recordar lo que nos dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 1:3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva…” La frase: “nos hizo renacer para una esperanza viva”, nos muestra que cuando hay fe, hay esperanza y mientras haya esperanza, seguirá habiendo ganas de vivir, de luchar.
Ahora bien, nuestra esperanza realmente comienza cuando despertamos nuestra área espiritual, creyendo en Dios y caminando con Él y por muchas dificultades o aflicciones que estemos pasando, sabemos que no es una experiencia definitiva, es decir, que no va a durar para siempre.
Entonces, lo primero que tenemos que determinar y hacerlo por siempre, es cultivar una vida desde el espíritu, esto nos ayudará a sobreponernos de una mejor manera cuando estamos atravesando por esos momentos de dificultad. Es una acción que nos permitirá estar más preparados para esos momentos y aún nos dará fuerza para podernos levantar y seguir adelante.
El termino renacer, hace referencia a la vida que tenemos en Cristo, cuando lo aceptamos en nuestro corazón y aprendemos a vivir como hijos de Dios. El Dr. Néstor Chamorro Pesantes, en su libro Para tener vuelo de águila imperial, nos dice: “Dios ya nos ha dado las alas para que vivamos una vida de altura. El problema es que nosotros todavía no hemos aprendido a usar esas alas, pues, habiendo sido diseñados para volar bien alto, caminamos arrastrándonos sin gracia, con torpeza”.
Somos personas con un gran valor y cuando tenemos el privilegio de pensar en ello, no permitimos que las cosas externas o las situaciones que nos acontecen en nuestro interior, nos hagan bajar la mirada y perder de vista las oportunidades que se nos están brindando para seguir adelante. Muchas veces nos quedamos enfrascados en algo que ya pasó y no nos damos cuenta la cantidad de salidas que estamos dejando a un lado, por insistir en resolver algo que ya es pasado.
Despertemos, abramos nuestras alas a nuevos comienzos, con la expectativa y el anhelo de ver el cumplimiento de aquello que nos propongamos, no miremos más al pasado con nostalgia, más bien abracemos el presente y todas las posibilidades que tendremos por delante, para cada día dar lo mejor de nosotros.
Mi invitación es a continuar creciendo a través de leer y poner por obra lo que aprendamos en este libro, Para tener vuelo de águila imperial, te llevará a superar toda adversidad.
Adriana Aristizábal
Misionera