Bogotá. Daniel J. Newlin, el próximo embajador de Estados Unidos en Colombia designado por el presidente electo Donald Trump, no es un extraño para el país. El exdetective y empresario cuenta con intereses financieros en Medellín, donde lidera la firma DAN NEWLIN INJURY ATTORNEYS S.A.S., según registros de la Cámara de Comercio de Medellín.
La compañía, que opera desde un edificio en El Poblado, se dedica a asesorías y representación legal en áreas como procedimientos civiles, penales, laborales y comerciales. También ofrece servicios relacionados con la defensa de intereses ante tribunales y organismos judiciales, bajo la supervisión de abogados locales.
Con un capital autorizado de $100.000.000 (unos USD$23.000), la firma está clasificada como microempresa según las normativas del DANE, a pesar de su importante actividad comercial en la ciudad.
Relación con Colombia y posibles conflictos
Newlin, quien ha compartido imágenes en redes sociales disfrutando de los paisajes de Antioquia, tiene una relación cercana con Medellín a través de sus negocios. Sin embargo, este vínculo podría generar cuestionamientos sobre un posible conflicto de intereses en su nuevo rol diplomático.
Aunque los embajadores suelen estar sujetos a estrictas regulaciones para evitar injerencias económicas en los países donde ejercen, aún no se ha aclarado si las actividades comerciales de Newlin cumplen con estos requisitos.
El nombramiento de Newlin ha despertado curiosidad y preguntas sobre su transparencia y capacidad para desempeñar el cargo, especialmente considerando que su designación llega en un contexto de relaciones bilaterales sensibles entre Estados Unidos y Colombia.
Una figura en el ojo público
Daniel Newlin, conocido también por su trayectoria como detective, podría enfrentar escrutinio adicional debido a sus vínculos comerciales en Medellín. El anuncio de su designación y sus relaciones económicas abren un debate sobre cómo equilibrará sus intereses privados con las responsabilidades de un cargo público tan importante.
Este caso pone de relieve la importancia de la claridad en las normas que rigen las designaciones diplomáticas, particularmente en países con fuertes lazos comerciales y estratégicos como Colombia y Estados Unidos.
Humberto ‘Toto’ Torres