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Cuando vemos el mapamundi, creemos que hay agua en abundancia.

 ASTROLABIO # 94 / VIE 26 MARZO 2021

Cuando vemos el mapamundi, creemos que hay agua en abundancia.  Pero es tan ínfima el agua potable, que a duras penas cristalizamos la idea de un futuro integrado y estable.

Más de dos mil millones de personas ni siquiera tienen acceso, no gozan de semejante derecho.

De hecho, la UNESCO ha querido destacar en un profundo estudio el “valor del agua”, superando las nociones clásicas de costo, o precio, que la condicionan y reducen a una dimensión económica.

Al asociarla a la producción, la energía, las industrias, los ingresos, se desnaturaliza al agua como elemento básico de la seguridad humana.

Dicho en otros términos, la comercialización del agua pervierte la noción misma de la supervivencia, fomentando tensiones, emergencias sociales y asimetrías intolerables.

Se contamina, se sobreexplota, se usa para fortalecer los frentes del crimen transnacional organizado, y los terroristas someten a la población con su control.

De hecho, la autonomía de la población está directamente relacionada con su provisión, y las capacidades estratégicas solo pueden medirse en función de su disponibilidad.

No se trata, pues, de desconocer el aporte de las firmas que la embotellan o distribuyen, pero sí que se requiere un enfoque horizontal y un consenso solidario para garantizar la cohesión social suficiente.

Esto significa que la asimetría hídrica solo puede producir descomposición de la democracia y, si hoy, una de cada tres personas no cuenta con ella, ¿ cómo puede concebirse la estabilidad política si tan solo en dos décadas la demanda crecerá en un 50 por ciento ? 

vicentetorrijos.com