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Corcho y Dávila fijan posturas opuestas respecto a la propuesta de intervención militar de Uribe: ¿diplomacia o guerra?

Un nuevo capítulo de tensión política y diplomática ha surgido en la región tras las declaraciones del expresidente Álvaro Uribe en Cúcuta, en las que pidió una intervención militar internacional en Venezuela para derrocar al régimen de Nicolás Maduro. Estas afirmaciones, cargadas de polémica, han desencadenado una ola de reacciones tanto en el oficialismo como en la oposición, avivando un debate que parece no tener punto medio.

Desde su cuenta en redes sociales, Uribe afirmó con firmeza: “Que el señor especializado en ser timador no siga hablando de paramilitares, porque lo que nosotros queremos es una intervención militar internacional con el Ejército de Venezuela que desaloje a la dictadura”. Sus palabras, pronunciadas justo después de que Maduro asumiera un tercer mandato consecutivo, dejan claro su rechazo al régimen chavista y a las recientes acusaciones que lo vinculan con paramilitares, algo que calificó como “inaceptable”.

Sin embargo, las voces críticas no tardaron en aparecer. La exministra de Salud y precandidata presidencial, Carolina Corcho, arremetió contra las declaraciones de Uribe, calificándolas de “peligrosas e irresponsables”. En un extenso comunicado, Corcho afirmó: “Basta de discursos peligrosos, no podemos aceptar las declaraciones incendiarias de la oposición pidiendo una intervención militar internacional, cuando esto podría afectar la seguridad y la paz de la frontera con Colombia”. Además, destacó los avances logrados por el gobierno de Gustavo Petro en la reapertura de relaciones con Venezuela, que han tenido impactos positivos en el intercambio comercial y la reducción de homicidios en regiones fronterizas.

https://twitter.com/carolinacorcho/status/1878187762517733780?t=9JTLxQJvDG2iTD4eZOppGQ&s=19

Los costos del cierre diplomático

Corcho no dudó en señalar al gobierno de Iván Duque como responsable de errores graves en la política hacia Venezuela: “El apoyo a Guaidó, el cierre de relaciones diplomáticas y de la frontera le significaron a Colombia dejar de percibir 10.000 millones de dólares para su economía”. También subrayó la importancia de mantener una relación funcional con el vecino país, no solo por razones económicas, sino también por su papel en los procesos de paz con grupos armados que operan en ambos territorios.

Por otro lado, Vicky Dávila, desde sus redes sociales, respaldó la postura de Uribe al argumentar que la situación en Venezuela se asemeja a la de Siria bajo el régimen de Bashar al-Assad: “La única amenaza creíble para Maduro es el uso de la fuerza de una coalición de países occidentales que defienda los valores democráticos”. Para Dávila, la solución pasa por una intervención quirúrgica que incluya labores de inteligencia y tribunales para juzgar a los responsables del régimen. En su análisis, lanzó una advertencia que no pasó desapercibida: “Que no se confíe la gente de Maduro, porque es probable que en la negociación de Trump con Rusia sobre Ucrania (que podría terminar en una concesión territorial por parte de Ucrania, un compromiso de no entrar a la OTAN y limitaciones en su expansión militar), los americanos pidan a cambio la cabeza de Maduro y su régimen. Putin la entregaría”.

https://twitter.com/VickyDavilaH/status/1878240932765827084?t=Y_pjumOwCvyOSVeNw4XeJQ&s=19

Un debate con implicaciones profundas

La controversia sobre una posible intervención militar en Venezuela no solo divide a la clase política colombiana, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre el rol de Colombia en la crisis venezolana. ¿Es la fuerza una solución viable o simplemente exacerbará la crisis humanitaria en la región? ¿Qué papel debe jugar el gobierno de Gustavo Petro como mediador en un eventual proceso de transición democrática?

Corcho fue enfática al advertir sobre los riesgos de “sacrificar la seguridad nacional y someter a millones de colombianos al hambre y a la imposibilidad del intercambio comercial”. Para ella, el camino debe ser el fortalecimiento de las relaciones bilaterales y el rechazo a medidas que afecten a los más vulnerables.

En contraste, las posturas como la de Uribe y Dávila insisten en que cualquier negociación con Maduro es inútil y que la única vía hacia la democracia pasa por la fuerza.

La región enfrenta una relación bilateral compleja con implicaciones que trascienden fronteras. Mientras el debate sigue abierto, la situación política de Venezuela se convierte en excusa para hacer política de cara a las elecciones en Colombia, donde la derecha busca regresar al poder y el progresismo de Gustavo Petro aspira a dar continuidad a su proyecto político.

Humberto ‘Toto’ Torres