El gobierno de Nayib Bukele ha implementado el plan ‘Cero Ocio’, mediante el cual los reclusos en El Salvador buscan redimirse ante la sociedad desempeñando roles laborales como obreros, cocineros y en diversas ocupaciones. En un esfuerzo por abordar la preocupante tasa de población carcelaria, este programa aspira a que al menos “2 mil reos de la fase de confianza, integrantes activos del plan, se involucren diariamente en actividades completamente productivas” para contribuir a este país.
Según el gobierno de Bukele, esta medida tiene como propósito reparar el daño ocasionado por los reclusos a la sociedad a través de sus acciones, según informes de la prensa local. Los presos, según dichos informes, se ven obligados a trabajar en campos de obras, cocinas e incluso en la limpieza de calles en la capital. Videos compartidos en redes sociales muestran a los detenidos utilizando chalecos y cascos, realizando tareas que van desde soldadura hasta pastelería y zapatería.
Es esencial destacar que estos reclusos no pertenecen al grupo de pandilleros, quienes se encuentran en la megacárcel del Cecot (Centro de Confinamiento del Terrorismo). Estos delincuentes permanecen encerrados las 24 horas del día, sin posibilidad de salir de sus celdas, totalmente aislados e incomunicados, sin derecho a recibir visitas.
El proceso funciona así: los reos que muestran buen comportamiento, entran en una fase de confianza, a partir de allí les permiten salir cuatro horas, y luego de ocho horas, en esos turnos son enviados a las zonas más pobres del país para ayudar con limpieza, y poco a poco se les encomienda labores de mayor responsabilidad.
Estos presos salen a la calle bajo vigilancia a realizar muchas actividades productivas, cambiando armas, por carretillas y herramientas. Los antiguos pandilleros ahora están borrando grafitis que antes pintaban.
Estos reos se han unido a todo el equipo interinstitucional que ha sido desplegado por el Gobierno “Hemos desplegado 300 internos en fase de confianza del Plan Cero Ocio para que realicen obras de mitigación de riesgos en zonas vulnerables de San Salvador. El trabajo es articulado a través de diversas instituciones del Gobierno del Presidente Nayib Bukele”, afirmó el director de Centros Penales, Osiris Luna.
En las prisiones de mujeres, por ejemplo, se confecciona y se hacen actividades culinarias; de esta manera, los prisioneros pagan su estancia en la cárcel, trabajando para sus compatriotas, construyendo y contribuyendo a su país.
“Los privados de libertad trabajan en función de la población que vive en zonas vulnerables, poniendo su fuerza laboral a disposición de Protección Civil”, destacó Osiris Luna.
En ese mismo sentido, a cambio como una recompensa cada día que salgan a trabajar, son restados a su condena, de tal manera que los más trabajadores serán los primeros en cumplir su condena. Los presos han mostrado su gratitud con esta dinámica, además que se acostumbran al trabajo honesto.
Según el portal Prensa Libre, de Guatemala, dentro de las reglas de algunos centros carcelarios se encuentra que a los familiares de los detenidos bajo el Régimen de Excepción se les exigen 170 dólares al mes para brindarle alimentos y productos básicos a los detenidos. “Son siete pequeños paquetes cuyos contenidos no aparecen detallados en las hojas que los carceleros han pegado en los muros de las prisiones. Los familiares solo saben que dan 35 dólares por alimentación, 15 por artículos de higiene, 30 por vestimenta, 20 por limpieza de área y 70 por misceláneos”, publicó.
Algunos ciudadanos ven con buenos ojos este plan, ya que consideran que es correcto que los presos ayuden a la sociedad. Ven positivamente que los presos se encarguen de limpiar las calles y contribuyan a la comunidad. Otros, sin embargo, critican el plan, argumentando que las tareas que deben realizar los presos son obligaciones.
Paola Martínez Burgos