Este fin de semana, Bogotá y Cundinamarca se unieron de manera histórica en un pacto para fortalecer la seguridad alimentaria de la región y promover los mercados campesinos. La capital del país llevará productos del campo a los parques y calles de la ciudad y pasará de 2.300 millones de pesos en ventas en 2020 a un promedio anual superior a los 15 mil millones de pesos, para los pequeños productores de la región.
“Una de las principales razones por las que decidimos hacer una Región Metropolitana, Bogotá y Cundinamarca, era justamente la de incluir a nuestros campesinos de Cundinamarca. En nuestra Región Metropolitana, una de las principales razones por las que decidimos hacer una Región crucial, tan importante, como el de movilidad, seguridad o servicios públicos es el abastecimiento alimentario, que le podamos comprar a precios justos a los campesinos de Cundinamarca y venderlo también a precios justos y con la mejor calidad a las familias bogotanas”, dijo la alcaldesa Claudia López.
Este pacto por la Esperanza como fue denominado, busca entre otros objetivos, brindar una garantía alimentaria para la capital y un apoyo para los campesinos de Cundinamarca, de tal manera que se puedan incrementar las compras públicas de Bogotá a los pequeños productores y así pasar de 2 mil millones en 2020 a un promedio de 25 mil millones de pesos por año.
Con este hecho, Bogotá ratificó que está comprometida con el pequeño productor de la región. Junto a la Gobernación de Cundinamarca el propósito es garantizar la comercialización de los productos del campo a buenos precios y dignificando la labor campesina, clave para la cadena de abastecimiento de la ciudad, indicó la alcaldesa López.
"Garantizaremos que la plata sea para los productores, no para los intermediarios. Bogotá y Cundinamarca invertiremos en hechos reales para ayudar a que los campesinos tengan una mejor calidad de vida", aseguró Nicolás García, Gobernador de Cundinamarca.
Con este pacto de garantía alimentaria se pretende brindar verdaderas soluciones de reactivación económica del sector productivo y de los campesinos. Además, se busca fomentar la adecuada nutrición de los bogotanos, incentivando el consumo de frutas y verduras a precios justos.
Entre las estrategias de este convenio también se destaca que el 70% de los desperdicios orgánicos de las plazas del distrito se convertirán en abono para los productores, de igual manera se realizarán al menos 10 encadenamientos por año entre grandes empresas y los pequeños productores.