Anthony Zambrano se ha preparado desde muy joven para consolidarse como un atleta de oro. En los juegos panamericanos que se disputan en Chile, espera continuar haciendo historia en el atletismo colombiano y lograr la presea dorada, así como la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024.
El medallista olímpico se presenta en las justas más importantes en camino a los Juegos Olímpicos, donde ya subió al podio en 2019. Desde los 21 años, aplicó una estrategia que perfecciona en cada carrera, llegó a los 100 metros sin sacar ventaja, aunque en el grupo de los punteros, y cuando sus rivales entregaban el poco aire que les quedaba, cruzaba la meta en primer lugar. “La saeta,” como él mismo se bautizó, sorprendió con una medalla para un país con un historial discreto en atletismo.
Es un joven que convenció de su talento, resultado de años de entrenamiento que realizó con sus propios recursos, incluso sin calzado por falta de apoyo. Anthony, quien ya se ha referido al tema, afirma que la decisión sobre su participación en los juegos bolivarianos del año anterior era suya y de nadie más, ya que no había recibido apoyo. El deportista ha entrenado en Ecuador y ha sostenido que no siente el mismo respaldo en Colombia. Muchos deportistas como él deben estar lejos de sus familias para dar resultados en la pista.
Anthony es una figura del deporte colombiano, ganó la plata en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. Se convirtió en el primer latinoamericano en lograr una medalla en la prueba de los 400 metros en unos Juegos Olímpicos, recibiendo compensación por sus esfuerzos a pesar de las dificultades económicas que enfrentó al inicio de su carrera deportiva. El joven de 25 años también es amante de la velocidad, las motos y la mecánica.
En 2021 vivió su mejor año, siendo segundo en el podio en la Liga de Diamante en Qatar, ganó el Memorial Carlos Gil Pérez en España, la parada de la Liga de Diamante en Italia y el meeting en Madrid, superando al plusmarquista mundial de los 400 metros, el sudafricano Wayde Van Niekerk, y ganó plata en los Juegos Olímpicos de Tokio.
En Barranquilla, llegó junto a su madre desde Maicao, comenzó a correr contra las circunstancias y contra el reloj. La violencia le arrebató a su padre, entrenaba sin calzado y sin el apoyo de nadie, más que su madre. Inició sus prácticas deportivas con mucho entusiasmo y mucho sacrificio, agradecido porque su esfuerzo ha dado frutos. Además del atletismo, jugaba fútbol y trabajó en construcción y en un bicitaxi. Asimismo, cada victoria le ha dado más confianza para retarse a más triunfos. A pesar de algunas molestias físicas tras su participación en Tokio, ha regresado a la pista en marzo de este año.
Paola Martínez