El ecosistema Fintech en Colombia ha sido uno de los que mayor desarrollo ha tenido en Latinoamérica. Muestra de esto es que, según el último reporte de Inclusión Financiera (RIF), a cierre de 2020, más de dos millones de colombianos accedieron a productos financieros por primera vez, convirtiendo a nuestro país en uno de los primeros en la región en contar con una agremiación fuerte y organizada de Fintechs, con programas de patrocinio público y privado fomentando el desarrollo de esta actividad.
Aunque el panorama es relativamente positivo, todavía se evidencian algunas brechas en cuanto a inclusión en el mundo financiero. Está claro que las Fintech han hecho un trabajo muy importante por ofrecer mejores herramientas y soluciones al alcance de la mano de sus clientes y que la banca tradicional no se ha quedado atrás y ha concentrado sus esfuerzos en digitalizar toda su oferta para brindar a sus clientes un mejor servicio.
Para Felipe Uribe, CEO de TODO1, “en un mercado tan competitivo, que se ha visto impactado recientemente por la llegada de los neobancos y de aplicaciones que facilitan las transacciones monetarias, está claro que en un momento como el actual es necesario hacer una transición entre el modelo competitivo al modelo colaborativo”.
Es claro que la combinación de operadores experimentados y de gran disciplina con los que cuenta un sistema financiero como el colombiano junto con la capacidad creativa, la agilidad en la ejecución iterativa y la capacidad de asumir riesgos de las Fintechs, generan una fórmula ganadora pues ambos son necesarios. Los primeros necesitan de los segundos para mantenerse relevantes en un mercado cada vez más competitivo y, los segundos, requieren de la experiencia, resiliencia operativa y disciplina en la gestión financiera, de riesgos y modelo de negocio para mantenerse viables y sostenibles en el tiempo.
Gran parte de este trabajo lo han hecho en el país compañías que evidenciaron con prontitud que el cliente debe ser el motor principal del sector financiero y no los servicios y las facilidades que este le brinda, características que, tradicionalmente, eran el foco de atención y de los indicadores de gestión. “Hace dos décadas teníamos como meta ser un centro de servicios compartidos y de innovación para bancos de la región. Con el paso del tiempo entendimos que nuestro foco principal debe priorizar las necesidades de los usuarios; por eso nos convertimos en una compañía cuyo propósito es traer conveniencia a los usuarios del sistema financiero buscando integrar a más personas o usuarios a él, ayudándole a los bancos a desarrollar esquemas de atención más costo eficientes que les permitan atender segmentos de mercado a los que antes no podían acceder o atender rentablemente, democratizando así el acceso a este tipo de servicios” afirmó Uribe.
Bajo este modelo de negocio colaborativo, alcanzó un crecimiento del 27% en nuevos usuarios y del 40% en la profundización de la adopción de los servicios por parte de la comunidad de usuarios que sirven. Al cierre del 2020 la compañía movió 7.3 mil millones de transacciones con 21 millones de usuarios registrados gracias al diseño e implementación de soluciones de transformación digital para compañías del sector financiero, basados en un entendimiento profundo de sus clientes, dejando atrás la competitividad y convirtiéndola en un aliado más que en proveedor.