Para el cierre del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, que este año se realizó en forma virtual y modular, a través de cinco sesiones que se iniciaron el pasado 20 de agosto y acaban de culminar, “se contó con James Fry, quien hizo el remate con una conferencia reveladora en la cual dio a conocer a los asistentes su visión sobre el futuro del mercado de aceites y grasas y las oportunidades que vislumbra para la agroindustria de la palma de aceite en un escenario post pandemia”, manifestó Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
“La agricultura no ha dejado de responderle al país en estos meses de crisis, contribuyendo a impulsar la reactivación económica y la generación de empleo, y es así como la agroindustria de la palma de aceite le ha apostado a ser una de las protagonistas desde la legalidad y la formalidad laboral que es superior a 82% y altamente inclusiva con más de 85% de sus productores de pequeña escala”, expresó el vocero gremial.
Expuso que la agroindustria de la palma de aceite es un sector con muchas fortalezas, “por una parte hemos sido privilegiados durante la pandemia porque hemos operado con relativa normalidad y hemos podido vender nuestra producción. En marzo y abril, que fue un período crítico, se perdieron las ventas en el mercado Horeca, pero luego se compensan con otros mercados”, dijo Mesa Dishington.
Consideró que “los precios a los que hemos estado vendiendo la producción en 2020 han sido mejores de lo esperado y son fortalezas que hay que valorar; sin embargo, esta agroindustria en Colombia tiene metas, como mejorar la productividad y, dado que hay brechas muy grandes, en este sentido, entre unos y otros productores, requerimos elevar la productividad de todos los que están por debajo de niveles que les impide competir internacionalmente”.
El vocero gremial señaló que “a nivel de cultivo, la producción local media hay que llevarla a no menos de 20 toneladas de fruta por hectárea y de 4 toneladas de aceite por hectárea y, adicionalmente, tenemos el reto de generar más valor alrededor de la industria palmera en los siguientes frentes: aprovechar todas las posibilidades alrededor de la economía circular que tiene la agroindustria, industrializar las exportaciones de aceite de palma e incrementar las mezclas de biodiésel locales para movernos en un horizonte de participación de 30% (B30)”.
A su turno, Daniella Sardi, Directora de Gestión Comercial Estratégica de Fedepalma, además de sus palabras de bienvenida, dio paso a la primera conferencia de James Fry, uno de los principales analistas y conocedores del mundo en materia de oleaginosas, socio, fundador y Presidente de la firma LMC Internacional, quien habló sobre las Tendencias del mercado internacional de aceites y grasas.
Al respecto, James Fry señaló que los buenos niveles de precios internacionales que se están observando en el mercado internacional responden fundamentalmente a una menor dinámica de la producción de aceite de palma en los principales países productores, aunado a una recuperación de la demanda de aceite de palma en países importadores como India y China, que están mejorando sus niveles de inventario y de consumo de este aceite vegetal.
Igualmente, mencionó la buena demanda de aceites de soya y de palma para atender la producción de biodiésel, dada la menor oferta de materias primas para biodiesel como aceites usados de cocina y sebo por efectos de la pandemia, haciendo énfasis en que por cada unidad que se deje de usar de esas materias primas en la producción de biodiésel se requieren dos unidades de aceites de soya o palma porque las primeras cuentan doble en la reducción de Gases de Efecto Invernadero en Europa y Estados Unidos.
Luego de una sesión de preguntas y un break, Fry expuso sobre las “Oportunidades para la agroindustria de la palma de aceite de Colombia, en un escenario post Covid-19”.
Fry resaltó la mejora en la productividad como uno de los principales retos del sector, dado que las semillas oleaginosas que compiten con el aceite de palma han registrado mejoras en rendimientos por hectárea en los últimos años. Igualmente, señaló las brechas de productividad laboral entre semillas oleaginosas de ciclo corto y la palma de aceite, enfatizando la necesidad de impulsar la mecanización de las plantaciones.
Por otra parte, hizo referencia a la oportunidad que tiene la agroindustria de la palma de aceite de producir biodiésel a partir de los residuos de la extracción y de aprovechar la dinámica que está teniendo el Green diésel en el mundo.
Así mismo, señaló la necesidad de que la palmicultura aproveche mercados como el de Estados Unidos con la exportación de productos derivados del aceite de palma como fracciones y en volúmenes más pequeños que obtengan ventajas de la cercanía de ese mercado.
Finalmente, en cuanto a las posibilidades de mercado para el aceite de palma alto oleico, mencionó las posibilidades de hacer mezclas con otros aceites altos oleicos de soya y girasol.