Con el contagio del Covid-19 del hombre más poderoso del mundo como lo es el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, observamos la importancia de ser prudentes no sólo con nuestras palabras sino con nuestras acciones porque cuando no lo hacemos la vida se encarga de pasarnos factura.
En muchas ocasiones vimos y oímos al Jefe de Estado de la Unión Americana desestimar la importancia de adoptar las medidas de bioseguridad y decir que no era necesario usar tapabocas, y tampoco asumió su rol de líder político para hacerle frente a la pandemia. Fue exageradamente flexible frente a las medidas que se debían tomar para hacerle frente a la emergencia sanitaria.
La Palabra de Dios dice en Proverbios 13:3 que “El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad” y en esta oportunidad vimos a un Trump que hasta en el primer debate presidencial de este 2020 se burló de Joe Biden por usar en todo momento el famoso tapabocas.
Jamás uno debe alegrarse por lo malo que le pueda pasar a otra persona pero es claro que Trump habló de más y se burló en varias ocasiones de la letalidad y amenaza que representaba el coronavirus. Muy pocas veces se le vio usar la mascarilla.
En esta oportunidad las Sagradas Escrituras parecen estar dando testimonio de la cuenta de cobro que está recibiendo el mandatario de los estadounidenses que incluso al principio de esta pandemia insinuó que ingiriendo detergente era suficiente para derrotar el contagio y no faltó quien siguiera el consejo de Trump no sólo en los Estados Unidos sino en varios países del mundo.
En Proverbios 18:21 el Señor nos dice que “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. De tal manera que el hablar de más y el no ser prudente, parecen ser características del magnate.
Esperamos se pueda recuperar pronto de este contagio ya que su edad y su sobrepeso son factores que multiplican el riesgo para un paciente Covid.
Recordemos que en idénticas circunstancias Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, se comportó igual a Trump saliendo a movilizaciones, reuniones y concentraciones sin la protección del tapabocas y terminó contagiado del virus.
Al igual que Trump, Bolsonaro se burlaba de las medidas de bioseguridad y hablaban del virus como si fuera una simple gripa, olvidando que son referentes para millones de personas que los siguen como líderes y por lo tanto se convierten en un mal ejemplo para el resto de conciudadanos.
El libro de la Vida nos delega serias responsabilidades a la hora de expresarnos como lo dice Efesios 4:29 “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
El llamado en todo caso es a ser prudentes y por lo tanto eso nos debe llevar a obedecer las instrucciones de los expertos. Dios en Proverbios 22:3 nos dice que “El prudente ve el mal y se esconde, mas los simples siguen adelante y son castigados”.
Estar en los zapatos de un mandatario en este momento no es fácil porque debe tomar decisiones de salvar vidas, empresas, economía, empleos de cientos de familias pero también es cierto que es el momento de buscar más del Todopoderoso porque es claro que separados de Dios nada podemos hacer como lo dice Juan 15:5.
La sabiduría popular también es rica en varios dichos que se ajustan a este momento y nos enseña que no debemos decir que “de esta agua no beberé” “El pez muere por su boca” o “el que escupe para arriba en la cara le cae”
Lo que le pasa a los demás nos debería de servir a nosotros para no cometer los mismos errores. La Biblia que es una fuente de sabiduría nos enseña en Proverbios 14:15 que “El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos”.
Asimismo En Proverbios 17:28 nos dice que “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido. Y finalmente en Proverbios 8:12 nos expresa que “Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, y he hallado conocimiento y discreción”, algo que ojalá todos nos apropiemos a partir de este momento para nuestra vida.