Esta pregunta, que hace cuarenta años no hubiese sido tan inquietante, ahora resulta traumática.
Me explico. Cuando en los ochenta se enfrentaron Ronald Reagan y Walter Mondale, por ejemplo, nadie dudaba de la interesante diferencia programática y de enfoque entre uno y otro.
Pero tales diferencias eran constructivas y obedecían a los mismos parámetros de lealtad al sistema democrático liberal, a la economía de mercado, a la libertad de empresa y, sobre todo, al distanciamiento absoluto frente a cualquier intento de justificar la violencia y el terrorismo como método político válido en los sistemas democráticos.
En cambio, hoy, esas diferencias se han hecho mucho más profundas y podrían estar socavando la estructura misma sobre la que se ha construido la nación norteamericana.
En pocas palabras, si Trump - Pence consiguen la reelección, la sociedad internacional sabría perfectamente a qué atenerse. Pero si ganan Biden - Harris, podría imperar el desconcierto y la desazón.
Para no ir muy lejos, si Trump repite, el gobierno Duque respiraría con cierta tranquilidad porque a pesar de su debilidad, Washington ha llegado a la conclusión de que es el mejor socio que por ahora puede tener en estos lares.
En cambio, si el triunfador fuese Biden, Duque tendría que transitar durante dos años por un desierto estratégico al que, si se le suma lo que será la “postpandemia”, se convertiría en un verdadero infierno.
Aunque, en cierto sentido, Biden puede ser calificado como moderado, lo cierto es que el partido Demócrata, en su conjunto, ha venido inclinándose por un socialismo anacrónico ( Harris, Sanders, Leahy, Cardin, Ocacio, Pokan, Van Hollen, Dockworth, Bass ... ) que ve a las Farc, o al Eln, con cierta simpatía histórica y que, tal como sucedió en el 2010, podría verse interesado en que se llegue a acuerdos “constructivos” con Maduro, Gabino y Díaz-Canel.
Mejor dicho, si Biden - Harris llegan a la Casa Blanca, Duque tendría que hacer mil y una maniobras de mimetismo y malabarismo diplomático para ser hemisféricamente funcional, pero, contemplando, en todo caso, como su administración termina siendo lo que ya ha venido siendo, solo que de modo más evidente aún : el trampolín para que los radicales herederos de La Habana lleguen al poder, sea como sea ; y, probablemente, con la bendición de la Casa Blanca.
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Vicente Torrijos es profesor de asuntos estratégicos en la Escuela Superior de Guerra.
vicentetorrijos.com