¿Optará Colombia por mantener su alineación con Occidente o explorará nuevas oportunidades con el gigante asiático?
China se suma a Suecia, Francia y Estados Unidos en la renovación de la flota de combate aéreo de Colombia con la reciente oferta de su avión de combate multirrol J-10CE. La propuesta se presentó en el marco de la visita del presidente Gustavo Petro a China y las conversaciones sostenidas con su homólogo Xi Jinping.
El gobierno chino ha ofrecido hasta 24 unidades del J-10CE, junto con armamento aire-aire, a precios que parten desde los 40 millones de dólares por unidad. La oferta incluye facilidades de financiación y plazos de pago flexibles, además de tiempos de entrega reducidos gracias a la capacidad de producción de la Chengdu Aircraft Corporation (CAP).
La Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) ha sido consultada por el gobierno sobre la viabilidad de la aeronave y su posible despliegue en el país. La oferta china destaca que el J-10CE ya ha sido probado en combate, con registros de enfrentamientos entre la Fuerza Aérea Pakistaní y la Fuerza Aérea India, donde se reporta que estos cazas derribaron aviones como el Dassault Rafale EH y el Mirage 2000H.
Este modelo de avión es considerado una alternativa moderna y eficiente dentro de la categoría de cazas multirrol. Su diseño aerodinámico con alas delta y canards le otorga una maniobrabilidad superior, mientras que su radar de exploración electrónica activa (AESA) le permite rastrear múltiples objetivos con alta precisión. Además, el J-10CE puede transportar misiles avanzados como el PL-10 de corto alcance y el PL-15 de largo alcance, lo que lo convierte en una opción atractiva para la defensa aérea colombiana.
La propuesta de China se suma a las opciones de Suecia, Francia y Estados Unidos, que han presentado alternativas para la modernización de la flota de combate colombiana. Suecia ha ofrecido el Saab Gripen, un caza ligero con tecnología avanzada y costos operativos relativamente bajos. Francia ha puesto sobre la mesa el Dassault Rafale, un avión de combate con capacidades de superioridad aérea y ataque a tierra. Por su parte, Estados Unidos ha promovido la adquisición de los F-16, una opción que mantendría la alineación estratégica de Colombia con su tradicional aliado en defensa.
La decisión de Colombia sobre qué proveedor elegir podría marcar un cambio en su estrategia militar y sus relaciones geopolíticas, especialmente con Estados Unidos, que tradicionalmente ha sido su principal socio en defensa. La aceptación de una oferta china implicaría para el gobierno colombiano la posibilidad de adquirir sistemas o medios de defensa de origen diferente al de sus tradicionales proveedores y marcar distancias geopolíticas respecto a Washington.
El gobierno colombiano también ha mostrado interés en adquirir el furtivo J-35A, lo que podría representar un cambio significativo en su capacidad aérea. La diversificación de proveedores de defensa podría redefinir el equilibrio de poder en la región y la relación de Colombia con sus aliados estratégicos.
Además, la oferta china incluye condiciones de financiamiento flexibles, lo que podría ser un factor determinante en la decisión de Colombia. La posibilidad de acceder a aviones de combate modernos con plazos de pago extendidos y costos iniciales más bajos podría inclinar la balanza a favor de la propuesta de Pekín.
La oferta china llega en un momento en el que Colombia ha fortalecido sus lazos con Pekín a través de acuerdos comerciales y de infraestructura. La adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha generado reacciones en Washington, que ha expresado su preocupación por la creciente influencia china en América Latina.
Si Colombia decide aceptar la oferta del J-10CE, podría enfrentar presiones diplomáticas por parte de Estados Unidos, que ha sido un proveedor clave de tecnología militar para el país. Sin embargo, la administración de Petro ha mostrado interés en diversificar sus alianzas estratégicas y reducir la dependencia de un solo socio en materia de defensa. La decisión final sobre la compra de nuevos cazas para la FAC será determinante para el futuro de la defensa aérea colombiana y su posicionamiento en el escenario internacional.
JUAN JOYA