Estados Unidos y China tienen este sábado su primer acercamiento formal tras una prolongada guerra comercial que ha llevado a ambos países a imponerse grandes aranceles. Actualmente, Washington aplica gravámenes de hasta el 145 % a productos chinos, mientras que Pekín ha respondido con aranceles que alcanzan el 125 % a las importaciones estadounidenses.
Las conversaciones tienen lugar en Suiza, a petición de ambas partes. El encuentro se celebra bajo un estricto hermetismo en cuanto al formato, ubicación y agenda, y está previsto que se extienda durante el fin de semana.
“Suiza está siempre dispuesta a ejercer sus buenos oficios, no solo en conflictos bélicos, sino también en guerras comerciales como esta”, declaró el ministro de Economía suizo, Guy Parmelin. El funcionario, junto a la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, se reunió por separado con las delegaciones de ambos países previo al diálogo.
Por parte de Estados Unidos participan el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson. Encabeza la delegación china el viceprimer ministro He Lifeng, según informó la agencia oficial Xinhua.
La sede de las conversaciones, Ginebra, no es casual: es también el hogar de la Organización Mundial del Comercio (OMC), organismo que ha sido desafiado por las sucesivas rondas de aranceles impuestas durante el mandato de Donald Trump y que han puesto en entredicho el sistema multilateral del comercio global.
En un tono simbólico, la presidenta suiza Keller-Sutter expresó su deseo de que “el Espíritu Santo que descendió el jueves en la Plaza de San Pedro para la elección del Papa León XIV, también baje este fin de semana a Ginebra para propiciar un diálogo constructivo entre Washington y Pekín”.
La OMC calificó el encuentro como “un paso positivo y constructivo” para la reducción de tensiones, y subrayó la importancia de un diálogo entre las dos mayores potencias económicas del mundo para evitar una mayor fragmentación geopolítica y proteger el crecimiento económico global.
Pese a la opacidad que rodea la reunión, fuentes cercanas al proceso indicaron que su duración dependerá del ambiente que se genere en las primeras horas y de si ambas partes consideran posible avanzar hacia acuerdos concretos que allanen el camino para futuras negociaciones.
Aunque las expectativas de una desescalada significativa son limitadas, persiste la esperanza de que se logre al menos una reducción parcial de los elevados aranceles mutuos. Esto supondría un alivio para los mercados financieros internacionales y para miles de empresas a ambos lados del Pacífico que dependen del comercio bilateral.
Antes del diálogo, el expresidente Trump volvió a intervenir en el debate. En su red social Truth, escribió el viernes que “aranceles del 80 por ciento suenan bastante bien”, lo que fue interpretado por analistas como una posible señal de flexibilidad.
Paola Martínez Burgos