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Trump 2.0, 100 días después: ¿cumplió sus promesas o sembró polémicas?

Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha reafirmado su enfoque económico basado en el proteccionismo, buscando fortalecer la industria estadounidense y reducir el déficit comercial mediante aranceles, recortes fiscales y ajustes en el gasto público. En estos primeros 100 días de su Gobierno, los efectos de su estrategia ya comienzan a sentirse en los mercados internacionales, los sectores productivos y las expectativas de crecimiento económico.

Durante décadas, Estados Unidos ha enfrentado un déficit comercial creciente, una tendencia que Trump intenta revertir. En 2024, el país acumuló un déficit cercano al billón de dólares, lo que ha generado preocupación entre economistas y legisladores. Su administración ha apostado por una combinación de medidas, incluyendo la imposición de aranceles y ajustes estructurales, con el objetivo de replicar condiciones comerciales de décadas anteriores, cuando el país gozaba de un superávit.

El pasado 5 de abril, el Gobierno Trump oficializó un gravamen del 10 % sobre bienes importados de múltiples países, incluso aquellos con los que EE. UU. mantiene un superávit comercial. También impuso aranceles del 145 % sobre productos chinos y del 25 % para el acero y el aluminio, afectando sectores clave de la industria manufacturera. La medida ha generado inquietudes entre analistas y empresarios, quienes advierten sobre posibles consecuencias adversas.

Expertos han alertado que estas medidas podrían desacelerar la economía estadounidense. Un análisis de la Universidad de Yale estima que, si todas las políticas arancelarias se implementan plenamente, el arancel promedio efectivo alcanzará el 22,5 %, el nivel más alto desde 1909. En este contexto, el PIB de EE. UU. podría fluctuar entre una contracción del 0,64 % y un crecimiento mínimo del 0,4 % en 2025, dependiendo de la profundidad de los cambios comerciales.

Las repercusiones también se sienten en América Latina. En Colombia, el arancel universal del 10 % ha generado incertidumbre y afectado la competitividad de exportadores nacionales. Según estimaciones de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, si la medida se mantiene por dos años, las exportaciones colombianas a EE. UU. podrían reducirse hasta en un 8 %, equivalentes a 1.147 millones de dólares. Sectores estratégicos como el no minero-energético serían los más perjudicados.

Mientras impulsa políticas proteccionistas, Trump ha avanzado en recortes fiscales y de gasto federal. Su administración ha promovido planes de retiro voluntario para trabajadores gubernamentales y eliminado impuestos sobre propinas y jubilaciones. Entre febrero y marzo, la plantilla federal se redujo en unos 14.000 empleos, alineándose con su objetivo de disminuir el tamaño del aparato estatal.

Si bien estos recortes pueden ayudar a controlar el déficit fiscal, también implican riesgos para sectores esenciales como la salud y la educación. En el siglo XIX, los aranceles representaban más del 90 % de los ingresos del gobierno federal, pero con el tiempo fueron desplazados por impuestos sobre la renta. Trump busca revivir este modelo, combinando proteccionismo, reducción de impuestos y presión sobre la Reserva Federal para mantener tasas bajas.

A nivel global, la incertidumbre respecto a las políticas económicas de Trump ha generado ajustes en el comercio internacional. Empresas han reubicado fábricas, consumidores enfrentan precios más altos y socios comerciales replantean estrategias. En los próximos meses, las estadísticas revelarán si el proteccionismo estadounidense potenciará el crecimiento económico o, por el contrario, provocará una desaceleración prolongada.

Ahora bien, en estos 100 días, la política migratoria de Trump ha generado un intenso debate y preocupación tanto a nivel nacional como internacional. Su enfoque agresivo, basado en el cierre de la frontera con México y la mayor operación de deportación en la historia de EE. UU., ha provocado reacciones encontradas entre defensores de derechos humanos, empresarios y legisladores.

Mientras sus seguidores celebran la firmeza de sus medidas como una estrategia de seguridad y control, críticos advierten sobre el impacto social y económico de estas decisiones. Con la reactivación de órdenes ejecutivas destinadas a cambiar la estructura del personal gubernamental y el respaldo de un Congreso mayoritariamente republicano, Trump tiene las herramientas necesarias para avanzar en su agenda migratoria, cuyos efectos serán determinantes en la relación de EE. UU. con el mundo en los próximos años.

Juan Joya