El brote de fiebre amarilla en Colombia ha alcanzado proporciones considerables, con 79 casos confirmados entre 2024 y 2025, de los cuales 36 han sido mortales. Este panorama ha llevado al Gobierno Nacional a declarar emergencia sanitaria, una medida que busca frenar la propagación de un virus que históricamente se ha mantenido en regiones selváticas, pero que ahora está afectando zonas templadas como Tolima y Caldas.
La emergencia sanitaria, cuya declaración oficial será publicada este lunes 21 de abril, según confirmó el viceministro de Salud Pública, Jaime Urrego, tiene un enfoque prioritario en la prevención. Este esfuerzo está dirigido a mitigar el impacto del virus en los 388 municipios identificados como zonas de riesgo, entre los cuales destacan Tolima, que ha reportado la mayoría de casos acumulados, así como Caldas, Cundinamarca y otras regiones no endémicas, lo que representa una expansión preocupante.
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Tolima ha sido señalado como el epicentro de la crisis, con infecciones confirmadas no solo en humanos, sino también en primates no humanos, que actúan como centinelas epidemiológicos para la detección y monitoreo del virus. En este contexto, factores como el cambio climático, el aumento en la movilidad poblacional, la reproducción acelerada del mosquito Aedes aegypti y la limitada cobertura de vacunación han contribuido significativamente al avance de la fiebre amarilla en estas nuevas regiones.
El viceministro Jaime Urrego ha subrayado que la emergencia sanitaria no incluye confinamientos ni restricciones de movilidad, sino una intensificación de las estrategias preventivas que se vienen implementando desde antes de Semana Santa, cuando se realizó un Puesto de Mando Unificado (PMU) con la participación de más de mil actores del sistema de salud. Este encuentro permitió definir acciones prioritarias, aunque aún no se han revelado todos los detalles del decreto que se divulgará esta semana.
Entre las medidas más destacadas figuran el refuerzo de las campañas de vacunación, la eliminación de criaderos de mosquitos en áreas públicas y privadas, el despliegue de brigadas sanitarias y una vigilancia epidemiológica más rigurosa. La vacunación, obligatoria en Colombia desde 2002, continúa siendo la herramienta más eficaz para prevenir el contagio, especialmente en aquellas personas no inmunizadas. Adicionalmente, se recomienda el uso de repelentes, la protección contra picaduras de mosquitos y evitar desplazamientos innecesarios hacia las zonas de mayor riesgo.
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El cambio climático ha sido identificado como un factor clave detrás de la expansión del virus hacia regiones templadas, una situación considerada inusual por expertos como Luis Jorge Hernández Flórez, epidemiólogo de la Universidad de los Andes. El aumento de temperaturas y las condiciones ecológicas propicias en lugares como los Llanos Orientales, la Sierra Nevada y el Magdalena Medio han creado un entorno favorable para el mosquito vector de la fiebre amarilla, lo que ha provocado este repunte inesperado.
El presidente Gustavo Petro se pronunciará oficialmente sobre el decreto en un Consejo de Ministros que será transmitido a nivel nacional. Este anuncio buscará reafirmar el compromiso del Gobierno con la protección de las poblaciones más vulnerables y la contención de esta emergencia sanitaria. Mientras tanto, el llamado urgente a la población es a que acuda a vacunarse y adopte medidas preventivas en sus hogares y comunidades.
En Bogotá, la Secretaría de Salud confirmó cinco casos importados, de los cuales dos fallecieron, y mantiene en observación 38 casos sospechosos. La ciudad ha preparado sus redes hospitalarias para recibir pacientes de zonas afectadas, mientras se refuerza el llamado a la prevención. Aunque no hay transmisión autóctona, se insta a la población a vacunarse, usar repelentes y eliminar criaderos de mosquitos para prevenir la llegada de más casos.
Paralelo a esto, la capital colombiana enfrenta la falta de vacunas contra la influenza en pleno pico respiratorio, lo que ha llevado al secretario de Salud, Gerson Bermont, a solicitar al Ministerio de Salud una revisión en los procesos de negociación. Este panorama, que incluye fiebre amarilla y retrasos en otras campañas de vacunación, pone en evidencia la importancia de fortalecer la capacidad del sistema de salud frente a crisis sanitarias y retos epidemiológicos.
La fiebre amarilla, que durante décadas se mantuvo bajo control gracias a la inmunización y la vigilancia en zonas endémicas, representa ahora un desafío complejo para las autoridades sanitarias en Colombia. La coordinación eficaz entre el Gobierno, las entidades de salud y la población será fundamental para evitar un impacto mayor de este virus y proteger la vida de quienes están en riesgo. A medida que se desplieguen las estrategias, quedará en evidencia la importancia de fortalecer los sistemas de salud pública frente a futuras amenazas epidemiológicas en un contexto global de cambio climático y movilidad humana.
Juan Joya