La Cultura ciudadana es hoy la gran ausente del diario vivir de los colombianos bajo la corresponsabilidad de los gobiernos nacional y local que parecen desentenderse de su función de crear un imaginario colectivo donde predominen las buenas maneras y dejar de hacerle trampa a la norma, dejando de lado una máxima de la Palabra que nos dice “pero hágase todo decentemente y con orden”.
Todos los días los noticieros y medios de comunicación reportan la indisciplina, la rumba, y al que se las quiere pasar de listo violando las medidas y protocolos de bioseguridad que buscan evitar que este país colapse bajo los efectos del Coronavirus. Con lo del día sin IVA se perdió todo lo que se había ganado. Las imágenes de ese día nos mostraron a nivel internacional en un escenario donde todo parecía un completo desorden.
El gobierno nacional y las administraciones departamentales y locales trabajan cada día para fortalecer los centros hospitalarios, con insumos y camas para las UCI pero esto de nada servirá si mantenemos la guachafita de las fiestas, rumbas, en todos los rincones de Colombia porque no es un fenómeno exclusivo de una ciudad.
Algunos dicen que la cuarentena se debe levantar porque si no nos vamos a morir de hambre pero eso no fue lo que vimos en la pasada jornada del día sin IVA donde miles de personas acudieron como langostas a los almacenes de cadena y grandes superficies para comprar un televisor gigante, equipo de sonido o cualquier otro electrodoméstico.
Seguramente los que salieron no son de las familias vulnerables que están esperando las ayudas sociales del gobierno pero al final independiente del estrato económico todos somos vulnerables y corremos el mismo riesgo de contagio en esta pandemia.
Muchos se olvidan de un pasaje que tiene la palabra de Dios que dice “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”, queriendo con esto decir que no hay razón que justifique que uno ponga en riesgo su vida y la de toda su familia por ganarse un descuento del 19% sobre un artículo que quizás no alcance a disfrutar si cuenta con el infortunio de contagiarse y perder la vida, porque como se ha visto ante esta enfermedad, está demostrado que los médicos también se mueren.
Nos preocupamos más por el televisor que en guardarnos del riesgo de contagio. Afanarnos por nimiedades, porque frente a la vida todo es insignificante, vanidad, no nos corresponde; sino que es Dios quien se ocupa de todo cuanto necesitamos. Así se refleja en el pasaje del libro del Amor que dice “mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?.
Y no se trata de responsabilizar al presidente de turno de haber autorizado la jornada del día sin IVA porque como mandatario debe estar preocupado para que la economía no muera y procura ofrecerles equilibrio a todos por igual. Pero es ahí donde yo soy el que decido por mi vida y no como borrego hago lo que otro me dice.
Vanidad, todo es vanidad, dice el sabio Salomón al final del libro de Proverbios, y muchos con su comportamiento están demostrando que su vida y la de los suyos no les importa, pero si van a ser los primeros en señalar al gobierno cuando el virus toque a la puerta de sus casas.
Hasta para la época de las pandemias las sagradas escrituras tienen instrucción para uno saber qué es lo que debe hacer “Ven, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra tras ti tus puertas; escóndete por corto tiempo hasta que pase la indignación”. Así las cosas, no podemos decir que no fuimos advertidos.
De esta manera es necesario tomar todas las medidas de autocuidado y protección incluidas en los protocolos de bioseguridad como el lavado de manos, uso de tapabocas, distanciamiento social, entre otros, porque el Covid-19 es real, por eso quédate en Casa.