¿Cómo pueden los países adaptarse a la nueva política de ayuda estadounidense?
En una reciente directriz, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció la suspensión de toda la ayuda extranjera a Colombia. Esta medida, que detiene la asistencia financiera y los recursos de cooperación, se aplica a todas las naciones, excepto Israel y Egipto, hasta completar una revisión exhaustiva de cada concesión, alineándolas con los intereses estratégicos y la agenda del Gobierno estadounidense.
Esta decisión, que marca un cambio significativo en las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y Colombia, ha generado sorpresa en el país. La suspensión de la ayuda se produce en un marco de tensiones internacionales, con la administración de Trump buscando reorientar sus políticas exteriores para que respondan a sus prioridades estratégicas del Gobierno.
Aunque la medida aplica a varios países de América Latina, el impacto es especialmente notorio en Colombia, que es un aliado importante de Estados Unidos en temas de seguridad, narcotráfico y cooperación en el ámbito militar y económico. Diversos sectores colombianos, tanto gubernamentales como empresariales, han expresado su preocupación por las consecuencias de esta decisión en áreas como la lucha contra el crimen organizado y el desarrollo de programas sociales y de infraestructura financiados con la ayuda estadounidense.
Durante años, la asistencia extranjera de Estados Unidos ha sido fundamental en sus relaciones internacionales, representando aproximadamente el 1% del presupuesto federal. Esta cifra incluye programas diversos que van desde el alivio en desastres naturales hasta iniciativas de salud y promoción de la democracia en más de 200 países y regiones. Sin embargo, bajo la administración de Donald Trump y con la confirmación de Marco Rubio como secretario de Estado, la política está siendo reestructurada de manera drástica. Rubio promovió una distribución de recursos más pragmática y estratégica.
“Cada dólar que gastamos, cada programa que financiamos, y cada política que perseguimos debe justificarse con la respuesta a tres preguntas simples: ¿Hace que Estados Unidos sea más seguro? ¿Hace que Estados Unidos sea más fuerte? ¿Hace que Estados Unidos sea más próspero?”, afirmó el secretario de Estado, durante su audiencia de confirmación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Según el informe más reciente de la administración de Joe Biden, con corte a diciembre del año fiscal 2023, Estados Unidos comprometió un total de USD 68.000 millones en asistencia para 204 países y regiones. Entre los principales beneficiarios se encuentran Israel (USD 3.300 millones), Egipto (USD 1.500 millones) y Jordania (USD 1.700 millones), naciones que probablemente mantendrán sus niveles de financiamiento debido a acuerdos de largo plazo y compromisos derivados de tratados internacionales. Sin embargo, otros países podrían enfrentar recortes significativos, y Colombia se encuentra entre los más afectados.
En años recientes, la ayuda de Estados Unidos a Colombia ya había mostrado una tendencia a la baja. En 2023, el Congreso estadounidense aprobó un rubro de USD 456 millones, que se redujo a USD 410 millones anuales bajo la Resolución de Continuidad del presupuesto 2024. De este valor, USD 134 millones estaban destinados específicamente a la lucha contra el narcotráfico. Ahora, con la entrada en vigor de la nueva directriz del gobierno de Trump, esos recursos están en riesgo, a falta de una revisión definitiva para el 2025.
La decisión de congelar la ayuda también se produce en medio de tensiones por otras prioridades de la administración Trump, como el financiamiento militar a Ucrania. La asistencia a Kiev, destinada a reforzar sus defensas frente a la invasión rusa, superó los USD 68.000 millones, desencadenando una intensa discusión sobre el uso de los fondos federales.
Juan Joya