Tras la finalización de la quinta versión del Mes de la Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA), realizado entre septiembre y octubre de 2024 y liderado por la Secretaría de Desarrollo Económico (SDDE), se llevaron a cabo 49 actividades, incluyendo foros académicos, concursos, retos, puntos de donación de alimentos y Mercados Campesinos en instituciones de educación superior.
Los Mercados Campesinos, que participaron por segunda vez en este certamen, ofrecieron un espacio comercial para las y los productores rurales y reflejaron el compromiso de la entidad distrital en reducir las pérdidas alimentarias. Sus ventas superaron los 40 millones de pesos.
Asimismo, bajo el lema ‘Yo Contribuyo, No Desperdicio’, se consolidó la creación de una red de gestores de conocimiento entre el Estado, la academia y el sector privado, que permitirá desarrollar soluciones para reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos.
“Reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando con estos aliados para promover un sistema alimentario sostenible en la ciudad y la región. Este mes ha sido un paso hacia la creación de una ciudadanía consciente y activa en la reducción de este problema”, señaló Carolina Chica, directora de Economía Rural y Abastecimiento Alimentario de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDDE).
La agenda comenzó el 30 de septiembre en la Universidad de La Salle, con 100 asistentes, y continuó el 9 de octubre con un encuentro internacional virtual que conectó a 120 personas. Durante el mes, la Secretaría de Desarrollo Económico, en colaboración con 8 universidades, lanzó campañas en redes sociales, impactando a 360.000 estudiantes en 45 sedes, fomentando prácticas alimentarias y una mayor conciencia sobre la problemática de las pérdidas y desperdicios de alimentos.
La iniciativa, que cerró con el foro “Los Residuos No Son Basura”, se enfocó en la promoción de prácticas en la cadena alimentaria, con impacto en la comunidad educativa y en los productores locales.
El evento contó con aliados estratégicos como el Programa de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), la Región Administrativa y de Planificación Especial (RAPE), Eat Cloud, Ennodex, la Asociación Colombiana de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ACTA), además de entidades de la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CISAN Distrital) y el Instituto para la Economía Social (IPES). También hubo participación de Argentina a través de su Ministerio de Pesca y Agricultura.
“El desperdicio también ocurre cuando el alimento llega a los hogares, pero no se consume y termina como basura. Esta es una de las primeras medidas que debemos adoptar desde casa: ser conscientes de que no solo estamos perdiendo el dinero que nos costó el alimento que desechamos, sino también estamos afectando el ambiente y la seguridad alimentaria del resto de las personas”, puntualizó Carolina Chica.
Cabe resaltar que, en Bogotá, se pierden y desperdician alrededor de 1,2 millones de toneladas de alimentos al año, una cifra alarmante que refleja la tendencia nacional, donde una de cada tres toneladas de alimentos frescos no se consume y termina en la basura, según el Departamento Nacional de Planeación (DNP). Esta problemática no solo afecta la seguridad alimentaria y los precios de los alimentos, sino que también tiene un fuerte impacto ambiental.
Paola Martínez Burgos