En la jornada dominical, América y Millonarios jugaban fuera de sus territorios, con la necesidad de obtener el triunfo para acomodarse en la tabla de posiciones. La escasez de puntos es un factor que los pone frente a una posible eliminación a falta de 7 jornadas para el cierre de la fase regular del campeonato.
Los dirigidos por César Farías visitaban la siempre difícil capital, a la cual los equipos que vienen de otros departamentos suelen evitar por la altura. Por su parte, el ‘albiazul’ llegaba al Polideportivo Sur con la responsabilidad de imponerse a un equipo lleno de canteranos, lo cual parecía una oportunidad idónea para romper la racha de seis juegos sin ganar de Millonarios.
Ambos conjuntos demostraron una vez más que este semestre les puede faltar fútbol, jerarquía y resultados, pero no el apoyo de su afición. Jugando como forasteros, fueron locales: el estadio El Campín se tiñó de rojo y la hinchada ‘escarlata’ se hizo sentir de principio a fin. A pesar del flojo primer tiempo del equipo, los hinchas saltaron y gritaron. También aprovecharon para reclamarle al equipo por la falta de eficacia y el bajo rendimiento este semestre, despidiéndolos en medio de insultos y algarabía.
En lo futbolístico se puede destacar el segundo tiempo de los dirigidos por César Farías, quienes se antepusieron a las limitaciones que tuvieron en la primera mitad debido al trabajo perfecto de Fortaleza sin balón. Los ‘amix’, siendo un equipo corto y compacto, ejercieron un muy buen trabajo de recuperación y desintegración del juego ofensivo de América. Su exigencia física llevó el partido a jugarse en espacios reducidos, donde el conjunto ‘escarlata’ se vio impreciso, inseguro y sin variantes para profundizar, salir del acecho y pasar con claridad a terreno contrario.
El importante desgaste que hizo Fortaleza en la primera mitad llevó a que el equipo en el segundo tiempo se viera diezmado físicamente. América tuvo más espacios en la media cancha y allí crecieron Edwin Cardona y los jugadores por afuera Barrios y Edwar López, generaron tres opciones de gol, incluido un mano a mano que de manera increíble desperdició Cristian Barrios. Nuevamente, la falta de eficacia impidió que América se llevara los tres puntos. Justo marcador para un partido que tuvo un tiempo para cada equipo, virtudes y falencias en ambas escuadras.
Por su parte, Millonarios fue superior a Envigado, al menos desde lo anímico. En reiteradas oportunidades se notaron las ganas del equipo por conseguir una victoria que rompiera la racha de malos resultados. Aun así, también los jugadores y su director técnico denotaron que emocionalmente el equipo no está bien. Se deja ganar por ansiedad y necesidad. A eso se suma que en ataque le hace mucha falta Leonardo Castro. El juvenil Juan Esteban Carvajal está lejos de ser el delantero titular del ‘albiazul’: ayer se vio nervioso y sin convicción, perdió la mayoría de los duelos y no pesó en el área. Además, el equipo, en su desespero por encontrar el gol que le diera la ventaja, terminó buscándolo poco, ya que todos querían definir y solucionar solos.
La racha del ‘embajador’ parece un círculo vicioso del cual no puede escapar. Ya son seis juegos sin ganar, solo un punto de 18 posibles, un rendimiento que lo tiene en la décimo quinta casilla de la liga, a 4 puntos del octavo. El rendimiento irregular del campeonato lo mantiene con posibilidades de clasificar, pero su inestabilidad y falta de eficacia lo alejan cada vez más de los puestos de clasificación.
En conferencia de prensa, Alberto Gamero rescató el hecho de que el equipo mejoró defensivamente y no perdió. También aprovechó para dejar en claro que durante la semana se corrige y se trabaja para mejorar.
“Profesionalmente, yo llego toda la semana a corregir. Yo ni ganando ni perdiendo vengo aquí a decirles los errores a mis jugadores. Por eso lo digo: cometimos errores, hoy en el segundo tiempo me gustó más el equipo, defensivamente fue más sólido.”
“Nosotros somos un equipo al que le llegan tres veces y nos meten dos goles. A veces hay que jugar con el temor del jugador. Hoy fue muy bueno no haber perdido hoy.”
Alexander Cortés