El mandatario asevera que no permitirá la vuelta de la agencia hasta que no “respete” la soberanía de Venezuela y pida disculpas.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenó recientemente la suspensión de las actividades de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la expulsión de su personal, luego de señalarla como un “bufete particular de los grupos golpistas y terroristas que permanentemente se confabulan en el país”. Ahora considera que en ella también ocurrían crímenes de espionaje y conspiración.
“Esa oficina se desvió. De ser una oficina de asesoría técnica que debe respetar las instituciones y más bien asesorar las reformas legales que el país necesita, asesorar las instituciones para que mejoren, de repente se transformó en una oficina de espionaje interno, de conspiración interna”, aseguró Maduro en su programa de televisión.
Venezuela suspendió el jueves pasado las actividades de la oficina del Alto Comisionado de la ONU, instalada en 2019, mismo organismo que siguió el arresto de la activista Rocío San Miguel acusada de “terrorismo”.
Yván Gil, canciller del Gobierno Maduro, a través de un comunicado señaló a los empleados de la Oficina de haber tenido hacia Venezuela una “actitud colonialista, abusiva y violadora de la carta de las Naciones Unidas”, y les exigió que “rectifiquen públicamente ante la comunidad internacional”.
El anuncio de la expulsión de los representantes de la ONU en materia de derechos humanos se da luego de una serie de detenciones a críticos de alto perfil que ha llevado a la oposición y a observadores internacionales a afirmar que el país vive una escalada represiva impulsada por el Gobierno.
Maduro reiteró que Venezuela mantiene sus compromisos con la oficina en Ginebra. Sin embargo, hasta tanto “no rectifiquen” y “pidan disculpas” la suspensión se mantendrá.