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La Sonora Matancera: un siglo de la leyenda musical

El mundo recuerda la creación de la decana de las orquestas en el continente americano.

Fue el 12 de enero de 1924, en Matanzas, Cuba, a las 4:00 p.m. en la casa del intérprete de cuerdas Valentín Cané, que nació una agrupación de septeto de guitarras, trompeta y percusión menor, con el propósito de acompañar los encuentros de un partido político local. De ahí su primer nombre de “Tuna Liberal”.

En determinado momento, adquirida la fama local y en busca de dejar de representar exclusivamente esos intereses, cambiaron su nombre a Sexteto Soprano en 1926. Y luego, al viajar a La Habana en 1928, tomó el nombre de la Estudiantina Sonora Matancera.

Por estos días, el mundo entero recuerda una de las más importantes orquestas latinoamericanas de mayor proyección internacional, cuna de talentos y responsables de un sonido, un repertorio y una escuela que prevalece en las décadas.

En 1927 ingresó al grupo musical Rogelio Martínez Díaz, quien llegó a convertirse en el segundo director de la agrupación y el más reconocido hasta 2001, año en el que murió.

Fue en el año 1944, cuando la Sonora Matancera se desplazó hasta México, donde tuvo gran acogida y grabó varias películas con artistas como Tin Tan, Pedro Infante y Jorge Negrete. En ese país dio con algunos de los cantantes que marcarían su historia, como Miguelito Valdés, Bobby Capó, Vicentico Valdés, Daniel Santos y Myrta Silva.

Posteriormente, en 1948 regresó a Cuba, donde continuó su éxito y se consolidó como la orquesta más popular de la isla. En 1950, se presentó uno de los sucesos más importantes en su trayectoria: la llegada de Celia Cruz, la “Guarachera de Cuba”, quien se convirtió en la voz femenina más icónica de la Sonora Matancera. Con ella grabaron más de 200 canciones, entre las que se recuerdan “Burundanga”, “Caramelo”, “Yerbero moderno”, “Tumba la caña, Jibarito”, “El yerberito llegó” y “Tu voz”.

Para 1960, luego del triunfo de la revolución cubana, la Sonora Matancera optó por dejar Cuba y radicarse en Estados Unidos, donde continuó su carrera y logró fama internacional. Allí grabó con sellos como Seeco, Tropical, Fania y Taurus, y trabajó con artistas como Tito Puente, Johnny Pacheco, Willie Colón, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Cheo Feliciano, Ismael Rivera, Pete “El Conde” Rodríguez, Adalberto Santiago, Ismael Miranda, Justo Betancourt y Yayo El Indio.

La Sonora Matancera celebró sus 60 años en 1984 realizando un concierto memorable en el Madison Square Garden de Nueva York, donde se reunieron algunos de sus cantantes más célebres, como Celia Cruz, Daniel Santos, Leo Marini, Carlos Argentino, Celio González y Alberto Beltrán.

En 1994, le fue otorgado el Premio Grammy a la Excelencia Musical, y en 2004, formó parte del Salón de la Fama de la Música Latina. En la actualidad, la Sonora Matancera sigue vigente, bajo la dirección de Carlos Manuel Díaz Alonso “Caíto”, el último de los fundadores que queda vivo. Su repertorio incluye más de 4.000 canciones, que son parte de la historia y el patrimonio musical de Cuba y el Caribe. En su haber, ha contado con voces de 47 cantantes, 11 de ellas mujeres.

La cuota colombiana en esta institución musical la aportaron Nelson Pinedo y Gladys Julio. Además, la Sonora Matancera integró la obra de maestros colombianos como José Barros, Álvaro Dalmar, Efraín Orozco Araújo, José María Peñaranda y Pacho Galán.

Visitaron Colombia por primera vez en febrero de 1955, donde tocaron en escenarios de Barranquilla, Cartagena, Cali, Medellín y Bogotá, y desde entonces se consolidó la admiración absoluta de los colombianos a esta orquesta centenaria.

En la actualidad, la dirección de la Sonora Matancera está bajo la batuta del músico y empresario venezolano Mauricio Silva y sus cantantes, la cubana Lissette, el venezolano Valbino y el colombiano Sady Ramírez.

Juan Joya