El miércoles 13 de diciembre, el Congreso de Estados Unidos votó a favor de iniciar una investigación de juicio político contra el presidente Joe Biden.
La Cámara de Representantes, en la que la mayoría son republicanos, acusa a Biden de haber usado su influencia cuando era vicepresidente de Barack Obama entre 2009 y 2017, periodo durante el cual su hijo Hunter Biden realizó negocios entre 2014 y 2019, obteniendo más de 15 millones de dólares de empresas y gobiernos de Ucrania, Rusia, Kazajistán, Rumanía y China.
El jefe del comité de investigación del Senado, James Comer, aseguró que “Joe Biden mintió repetidamente al pueblo estadounidense”. En declaraciones posteriores, afirmó que están “muy satisfechos” con la votación. “Creo que eso envió un mensaje alto y claro a la Casa Blanca”, expresó.
Hunter Biden fue convocado el miércoles para declarar a puerta cerrada sobre el caso, pero no asistió argumentando que quiere que su testimonio sea público. El hecho de desacatar la citación llevó a que la Cámara de Representantes formalizara la investigación para que el presidente y su familia rindan cuentas por presunta corrupción.
Por su parte, el congresista demócrata Jim McGovern manifestó en el debate que esa “gente no trabaja para los estadounidenses, sino para Donald Trump”, y aseguró que dicha investigación es un plan de los republicanos para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
Tras conocerse la votación, Biden indicó en un comunicado lo siguiente: “En lugar de hacer cualquier cosa para mejorar la vida de los estadounidenses, se centran en atacarme con mentiras. En lugar de hacer su trabajo en las acciones urgentes que hay que tomar, están optando por perder el tiempo en este truco político infundado que incluso los republicanos en el Congreso admiten que no está respaldado por hechos”.
Dayineth Molina