Desde la Organización Mundial de la Salud, el Día Mundial de la Lucha contra el VIH/sida es impulsado con la finalidad de generar conciencia, subrayar la importancia de la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento de esta enfermedad. También destaca el trabajo realizado en torno a la igualdad de acceso a los sistemas de salud relacionados con este padecimiento.
Es importante continuar educando a la sociedad sobre este tema que, a pesar de haber avanzado, rompiendo paradigmas y estigmas, aún tiene preconceptos arraigados. Según investigadores estadounidenses en 1999, el VIH-1 probablemente se originó en una población de chimpancés en África Occidental. El virus parece haber sido transmitido a personas que cazaban y consumían chimpancés como alimento.
Fue en 1982 cuando por primera vez se hizo referencia a la enfermedad como sida. Y en 1983, investigadores franceses y estadounidenses determinaron que el sida es causado por el VIH. Hasta 1985, se desarrollaron análisis de sangre para detectar el VIH. Es importante tener claridad en los conceptos: Sida es cuando la cantidad de células CD4 cae por debajo de 200 células por milímetro cúbico de sangre (a diferencia del nivel normal de 500-1,500). Tanto el VIH-1 como el VIH-2 pueden causar sida. El VIH-1 es el virus de inmunodeficiencia humana más común; el VIH-2 se encuentra principalmente en África occidental.
Uno de los mitos en torno a este padecimiento es su forma de contagio, el cual es transmitido a través del contacto sexual sin protección con una persona infectada, compartir agujas con una persona contagiada, transfusiones de sangre de personas con el virus o de una madre infectada a su bebé.
Las personas que adquieren el VIH pasan por tres etapas de infección: Infección aguda o síndrome retroviral agudo, que puede producir síntomas similares a los de la gripe en el primer mes después de la infección; luego está la Latencia clínica o infección asintomática por el VIH, cuando este se reproduce en niveles más bajos.
El tratamiento se realiza mediante la terapia antirretroviral (ART), que implica tomar un cóctel de medicamentos contra el VIH. En 1987, la azidotimidina (AZT) se convirtió en el primer fármaco aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA) para tratar el VIH/SIDA.
Según Onusida, para 2020 había 37.7 millones de personas viviendo con el VIH/SIDA en todo el mundo. Además, aproximadamente 6 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo sin conocer su estado serológico, y se registraron alrededor de 680,000 muertes relacionadas con el sida en 2020.
Entre los logros más destacados se encuentra el anuncio durante la 19ª Conferencia Internacional sobre el Sida en 2012 de la curación clínica de Timothy Ray Brown, conocido como el “paciente de Berlín”. Brown, diagnosticado con leucemia, se sometió a un trasplante de médula ósea en 2007 usando médula de un donante con una mutación resistente al VIH. Desde entonces, ya no tiene VIH detectable.
En hallazgos más recientes, un estudio publicado en el Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes el 6 de noviembre de 2019, identificó una nueva cepa del VIH. Esta cepa es parte del grupo M del VIH-1, la misma familia de subtipos de virus culpables de la pandemia mundial del VIH, según Abbott Laboratories, que realizó la investigación junto con la Universidad de Missouri-Kansas City.
Entre los últimos avances, es relevante el anuncio realizado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. el 20 de diciembre de 2021 sobre la aprobación del primer medicamento inyectable para la profilaxis previa a la exposición (PrEP) para reducir el riesgo de contraer el VIH a través de las relaciones sexuales, como mecanismo preventivo acompañado del preservativo convencional.
Paola Martínez