En un paso histórico, los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y de México, Manuel López Obrador, cerraron la Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre drogas en Cali, donde se planteó un cambio radical en la política de lucha contra el narcotráfico. Ambos líderes progresistas coinciden en que es hora de abandonar la histórica política de guerra contra las drogas y enfocarse en combatir a las grandes mafias, promover alternativas económicas para los agricultores y prevenir el consumo.
La visita de López Obrador a Colombia se centró en discutir estrategias conjuntas para abordar el narcotráfico, un problema que afecta gravemente a ambas naciones y tiene a Estados Unidos como su principal destino.
Además de dialogar sobre el proceso de paz en Colombia y la integración latinoamericana, los presidentes hicieron hincapié en la necesidad de un enfoque más integral y humano en la lucha contra las drogas. Ambos han criticado el enfoque represivo de Estados Unidos y abogan por medidas que prevengan el consumo y eviten castigar a los agricultores.
Gustavo Petro ha calificado la guerra contra las drogas como “irracional” y advierte sobre el aumento de la violencia y las muertes en América Latina si se continúa con la misma política. Por su parte, López Obrador la llama “hipócrita” y aboga por luchar contra la pobreza y la desigualdad como primeros pasos para combatir el problema de la drogadicción.
La cumbre resultó en un documento final que incluye recomendaciones de los países latinoamericanos participantes y propone la creación de un grupo de seguimiento regional. El objetivo es adoptar una política de drogas centrada en los derechos humanos, el medio ambiente, el respeto por las tradiciones campesinas e indígenas, la salud mental y la lucha contra la desigualdad social.
El documento también destaca la importancia de abordar las causas estructurales del problema, como la pobreza y la falta de oportunidades, e impulsar proyectos de desarrollo en comunidades involucradas en el cultivo de coca. Además, se compromete a implementar políticas públicas basadas en un nuevo paradigma que reduzca la demanda de drogas y rompa los vínculos perniciosos entre el narcotráfico y otros delitos.
Estos esfuerzos buscan abordar un problema global creciente: según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el consumo de sustancias ilícitas aumentó significativamente en 2021, con más de 296 millones de personas consumiendo estas sustancias. Además, el número de personas con trastornos por consumo de drogas también ha aumentado, lo que subraya la urgencia de un enfoque más humano y efectivo en la lucha contra las drogas.