🌐 ASTROLABIO # 219 - VIERNES, 25 DE AGOSTO DEL 2023
Como si no fuera suficiente con la guerra entre Ucrania y Rusia, ahora se quiere desatar otro macroconflicto, esta vez en el Sahel, en África.
Varios países del área se han visto abocados a golpes de Estado en pocos meses, así que lo del 6 de enero del 2021 en el Capitolio de los EEUU, lo de Brasilia a comienzos de este año, y otros tantos episodios de inestabilidad estructural, no son monopolio del hemisferio occidental, ni de las autocracias china y rusa.
Tras haberse liberado de la condición de colonia francesa hace pocos años, Níger cayó en manos de una especie de Odebrecht a la africana ; y los militares, hastiados, derrocaron al heredero de la metrópoli.
Todo un ejemplo de camarilla gerifaltista que, por supuesto, no genera confianza alguna y recuerda a diario lo que sucede en Haití, pero que cuenta con apoyos de varios Estados en el área y de Rusia y sus aliados desde el exterior.
En otras palabras, semejante junta militar no es un florero para adornar por un día la realidad nigerina ; y los motivos que tiene para perdurar no parecen ser de poca monta.
Como sea, y para no entrar en desgastantes polémicas que se verían adornadas de presuntas ideologías geopolíticas, Níger hace parte, como sus asociados en el área -y hasta los antagonistas-, de la Comunidad de Estados del África Occidental ( Ecowas ).
Oponentes dentro de la misma “comunidad” que, encabezados por Nigeria, le impusieron a la camarilla un ultimátum para restablecer en el poder al depuesto presidente.
Por supuesto, ni esa junta nigerina, ni sus favorecedores, se dejaron intimidar por las muestras de apoyo que los gobiernos de Biden y Macron le ofrecieron al bando contrario, dispuesto a desatar sobre su territorio una intervención militar.
En semejante escenario, ¿ enviará Biden a Níger a los jóvenes marines que sobrevivieron a su caótica retirada de Afganistán, hace ya dos años, y con la cual se puso en entredicho el respeto de su gobierno hacia los aliados que se han dejado la piel en defensa de Occidente ?
¿ Enviará Macron a sus chavales parisinos a combatir a brazo partido contra los aguerridos combatientes de Mali, Burkina Faso y Guinea para tratar de conservar su “influencia natural” en un área donde ejerció la cuestionable dominación colonial que hoy se ve dramáticamente reflejada en las banlieues, Les Minguettes de Lyon y la “racaille de la société” ( la escoria de la sociedad ) ?
¿ Mandará Biden a sus muchachos de los ‘sundown town’, inmersos en la realidad del ‘driving while black’, a combatir en el África Subsahariana, tan solo para mantener la ( presunta ) hegemonía de los galos en el área ?
Y, lo que es aún más diciente, ¿ apoyará Vladimir Putin a aquellos golpistas que quieren sustituir a la dominación de Astérix y Obélix por la de los sucesores de Yevgueni Víktorovich Prigozhin, el exuberante comandante de la Wagner que seguía haciendo de las suyas en toda la región con la bendición del Kremlin ?
Todo esto significa que la nueva conflagración, esta vez afrotropical, sumirá a los Estados del área en una guerra devastadora y cruel, primero, porque los gobiernos occidentales de hoy no han sabido honrar sus responsabilidades como las superpotencias que son.
Y, segundo, porque las autocracias, depredadoras que se encuentran al acecho, no perderán la oportunidad de apoderarse a cualquier precio de un ecosistema estratégico que les reportará jugosos dividendos, empezando por los escasos y valiosos recursos naturales que por allí pululan.
Por lo pronto, los eufóricos intervencionistas de Ecowas ya cometieron el más pueril de los errores de cálculo diplomático-militar consistente en imponer y no cumplir el antedicho ultimátum.
Adicionalmente, ahora han salido con la historia de que “ya tienen definida la fecha de la invasión … pero que no pueden revelarla”.
Y, como si fuera poco, están cometiendo un error novelesco, o cinematográfico ( como quiera verse ) que los bisoños estrategas de Biden y Macron se empeñan en reproducir incesantemente, hasta el hartazgo.
Porque si, verdaderamente, el objetivo supremo fuese restituir en el poder al presidente derrocado en Niamey, ¿ no sería lo lógico tratar de rescatarlo o, por lo menos, garantizar su supervivencia para conducirlo sano y a salvo a la poltrona ?
Para resumir, el sistema internacional de seguridad no solo empezó a definirse por la espantosa retirada de Biden de Afganistán, ni por la alfombra roja que los gobernantes de Occidente le tendieron a Putin para que invadiera a Crimea en el 2014 y al Donbás en el 2022.
Ese sistema se está definiendo ahora mismo, también desde África.
Y lo más probable es que la decadencia de Occidente volverá a relucir en este caso con todo su esplendor.
vicentetorrijos.com