Hay ocasiones en nuestro diario caminar en que nos sentimos acorralados por los problemas, abrumados por la situación difícil en la que nos encontramos, y pareciera que estuviéramos caminando en un laberinto donde cada vez que queremos salir, nos estrellamos contra una muralla infranqueable y difícil de atravesar.
Es tanta nuestra impotencia ante la adversidad que, en ocasiones, nos sentimos como un náufrago en medio del mar llevado por las olas. Es en esos momentos donde sentimos que nuestro corazón desfallece y desde lo más profundo de nuestro ser surge un grito desesperado buscando el auxilio de Dios, y nuestro clamor es pidiendo ayuda en medio de tanta crisis.
“2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, 3 Porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. 4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.”
Salmo 61:2-4
Como lo describe el salmista David, vemos nuestra incapacidad humana y la angustia frente a las pruebas, frente a las vicisitudes que se nos presentan en el camino, pero también tenemos que ver que Dios muestra su auxilio y su protección ante las situaciones difíciles.
Tal vez hoy en tu corazón ya no tengas fuerzas y seguramente no ves alguna salida a tus problemas, pero acuérdate que hay un refugio para ti, acuérdate que hay una torre fuerte a donde puedes subir, acuérdate que hay una Roca grande que es inconmovible, que es inquebrantable, acuérdate que tienes un refugio bajo la cubierta de sus alas.
No sigas luchando con tus propias fuerzas, no sigas tratando de arreglar las cosas según tu criterio, entra ahora mismo en ese refugio, sube a la Roca que es más alta y te sentirás seguro. La clave para dejar todas las cosas que nos confunden es entender que todo se ve mucho mejor desde arriba, ya que desde lo alto tenemos una mejor visión y un panorama más amplio y más claro de las cosas.
Dios quiere que nos ubiquemos bien para que veamos todas las bendiciones. Él quiere que estemos siempre arriba para tener la mejor perspectiva de las cosas.
“Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas.”
Deuteronomio 28:13
Estamos diseñados por Dios para ser como las águilas, consideradas como las reinas de las aves. Sus grandes alas les permiten elevarse a lo más alto y mantenerse firmes aprovechando los vientos fuertes y en contra. Las águilas marcan la diferencia en todo, su apariencia es imponente, su alimentación es exclusiva y su vivienda solo es en las alturas. Las águilas tienen un instinto natural que las hace esperar a que llegue el mejor viento antes de emprender el vuelo. Las águilas se remontan aprovechando el viento de adversidad.
Hoy es el día para tomar la mejor decisión, entregarle a Dios ese problema, esa tormenta, para que Dios lo use y te impulse a las alturas.
“27 ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, y pone en alto su nido? 28 Ella habita y mora en la peña, en la cumbre del peñasco y de la roca. 29 Desde allí acecha la presa; sus ojos observan de muy lejos.”
Job 39:27-29
Cuando tenemos una clara visión como las águilas, podemos ver los problemas antes de que lleguen a nosotros y los usaremos para levantarnos y superarlos porque desde arriba todo se ve mejor.
Escrito por Édgar Jaimes