La elección del Contralor General, Carlos Rodríguez, fue invalidada por el Consejo de Estado
26 mayo, 2023
Petro habla de combatir la impunidad en la posesión de magistrados
26 mayo, 2023

El alcalde de Londres, Sadiq Kahn, anda mal de la cabeza

🌐 ASTROLABIO # 206 - VIERNES, 26 DE MAYO DEL 2023

 

Así lo ha dicho él mismo, de modo transparente y valiente.

De hecho, la salud mental es uno de los principales problemas de las sociedades liberales.

A diferencia de los Estados autoritarios en los que no puede admitirse que haya angustias, depresiones, o criminales en serie porque socavarían la normalidad, la homogeneidad y la inalterabilidad, las sociedades libres no pueden darse el lujo de ocultar sus fragilidades.

Y, no obstante, la salud mental en las democracias se encuentra resquebrajada, relegada y soslayada.

Por una parte, parece de poca importancia frente a las dolencias que matan masivamente, ostensiblemente, y son dominantes en las estadísticas.

Por otra, quienes padecen trastornos psiquiátricos y son conscientes de ello, ceden ante el estigma y se ensimisman en la negación, presintiendo que si los descubren, serán perseguidos y segregados.

De tal manera, se forma un círculo pernicioso en que los aquejados no demandan la atención que precisan y el sistema prefiere no reconocer los graves conflictos cotidianos que supone una patología no identificada o deficientemente manejada.

Es por tal razón que el alcalde Kahn cobra particular importancia en esta historia.

Tanto él, como el primer ministro del Reino, no son anglosajones, y su integración al sistema social no ha sido exactamente idílica.

Pero al haber llegado a las más altas esferas, la autoridad con que está revestido le facilita ser sociológicamente genuino y revelarse tal como es, desenmascarando así al sistema y descomponiendo sus tabúes.

Al dar la mejor muestra de que las sociedades abiertas y pluralistas pueden encontrar en sus propios dirigentes la apertura necesaria para auscultarse y reinventarse, Kahn ha admitido que padece una suerte de estrés postraumático tras haber sobrevivido al atentado terrorista que golpeó a la ciudad en 2017, pero también porque ha sido víctima de múltiples amenazas contra su vida.

Al advertir que no busca conmiseración alguna, el alcalde se ha convertido a sí mismo en referente e invita al debate esgrimiendo que la salud mental no solo «es frágil» sino que «no se cuida».

En particular, Kahn reitera que «se puede ser musulmán y occidental al mismo tiempo», fustigando con ello a los extremistas que propagan el terror basado en estereotipos, pero, sobre todo,  abanderando la idea de que “no debería sentirse miedo a hablar de los problemas mentales».

Puesto que en un país libre lo normal y deseable es el disenso, él denuncia que se halla sometido a «un incremento masivo de odio en las redes sociales» y que eso le ocasiona trastornos importantes que debe ventilar públicamente.

En consecuencia, el alcalde londinense pasa a ser un símbolo del sentimiento libertario, de la lucha contra la discriminación y de las libertades públicas.

Pero, ante todo, Kahn ya es el adalid de la introspección y de la liberación del individuo frente a sus problemas mentales.  

Al fin y al cabo, solo puede existir un adecuado sistema de salud preventiva si la persona acepta su vulnerabilidad y sus limitaciones para derrotar de una vez por todas al mito y la culpa que han ido formándose en torno a las disfunciones mentales.  

 

vicentetorrijos.com