En el mundo existen millones de personas expertas en gerenciar una empresa, una ciudad, una institución, una organización, un país; Sin embargo, un porcentaje altísimo de buenos gerentes tienen sus vidas hundidas en la derrota, el fracaso, la desdicha y sus familias destruidas.
El multimillonario alemán Adolf Merckle, murió en 2009 tras arrojarse a las vías al paso de un tren en su localidad natal (Blaubeuren) al suroeste de Alemania. Merckle era el quinto hombre más rico de Alemania con un patrimonio estimado en 7.000 millones de euros por la revista Forbes, que lo situó en el puesto 94 de su lista de los más ricos del mundo en 2008.
Ante situaciones tan dramáticas como esta, nos preguntamos: ¿Por qué si hay tanta gente exitosa en la administración o liderazgo de una empresa, no son exitosos en el liderazgo y administración de la principal empresa que es su propia vida? La principal razón es que no se conocen a sí mismos.
Un gerente es el encargado de dirigir, liderar y administrar una organización, institución o empresa para llevarla al logro de los objetivos. Para esto debe conocer muy bien la empresa y aplicar los principios que rigen la teoría del proceso administrativo que consiste en: planear, organizar, dirigir y controlar.
Lamentablemente, la mayoría de los seres humanos no gerencian sus vidas porque no están conscientes de que su vida, es la empresa más importante del mundo y muchos se mueren sin conocerse, subvalorandose y menospreciándose a sí mismos, esta es tal vez la razón por la por la cual el gran filósofo Sócrates, repetía una y otra vez “conócete a ti mismo”.
¿Sabían que el ser humano según la Biblia, es tridimensional y que el corazón es el centro de nuestra personalidad, el eje de nuestra vida y el mayordomo de nuestro espíritu? En 1 Tesalonicenses 5:23 se lee: “y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible”, y en Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos”.
Con nuestras vidas ocurre lo mismo que con muchas empresas, el gerente no es el dueño de la empresa, es el mayordomo, el administrador y vela por ella cuidándola, protegiéndola y haciéndola prosperar, para entregarle buenos resultados al dueño.
El mayor problema con nuestra vida surge cuando no entendemos que la vida tiene un dueño que es Dios, quien nos la dió y tiene también el poder para quitárnosla, es por eso que cuando de repente uno ve que alguien está desperdiciando su vida en conductas autodestructivas y se atreve a aconsejarle que cambie su manera de actuar, le responden a uno de mala manera diciendo: “conmigo no se meta, que yo hago con mi vida lo que me dé la gana”.
Grave error, porque un día vamos a tener que darle cuentas al dueño. Es hora de entregarle nuestro corazón a Dios y comenzar a gerenciar nuestra vida planeándola, organizándola, dirigiéndola y controlándola. Por favor no la desperdicien, porque una sola vida tenemos y hay que gerenciarla.
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Escrito por: Jaime Dueñas