Imagine por un momento que le piden elegir solo tres componentes básicos para vivir. Ni más ni menos. Seguramente en la lista incluya alimentación, una vivienda segura y un trabajo estable que le garantice ingresos, y está bien, pero ¿en algún momento pensó en incluir el agua como recurso básico? Si usted no lo hizo es porque hace parte del selecto grupo poblacional que tiene acceso a agua diariamente y por ende la incluye en una lista de obviedad; sin embargo, el 30% de los habitantes en Latinoamérica no cuenta con acceso a agua segura, y a nivel mundial, las mujeres dedican diariamente 200 millones de horas para recolectar agua.
Lejos de ser solo un panorama alarmante es una realidad que incita a la acción y que promueve la inversión de empresas comprometidas con el desarrollo de las comunidades. Ejemplo de ello es el proyecto Softys Contigo que entregará 2000 soluciones de acceso a agua y saneamiento a comunidades en situación de carencia en ocho países de América Latina. Se trata del programa de inversión social de Softys a nivel regional, a través del cual pretenden, como compañía multilatina, hacer del acceso a cuidado e higiene el propósito social y la oferta de valor hacia las personas.
“El acceso a agua y saneamiento seguro es un derecho humano y está priorizado dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, siendo un factor relevante en la contribución al bienestar, desarrollo y disminución de las desigualdades. Es por ello que tenemos metas concretas asociadas a la disminución en el uso del recurso hídrico en todas nuestras operaciones, pero además nos comprometemos a trabajar conjuntamente con nuestras personas colaboradoras, las ONG, gobiernos locales y comunidades en apoyar concretamente en el acceso a agua y saneamiento gestionado de manera segura”, cuenta Eduardo Arcos, Gerente General de Softys COLEC (Colombia y Ecuador).
En ese sentido y con el propósito de entregar el mejor cuidado en el día a día y en cada etapa de la vida de las personas, el programa de inversión social se basa en tres ejes concretos: agua y saneamiento, educación en higiene y ayuda oportuna. El primero, tiene como objetivo implementar 2000 soluciones de acceso a agua, saneamiento e higiene en las comunidades en situación de carencia de Latinoamérica. Este proyecto se desarrolla en el marco de un programa de voluntariado en alianza con la Fundación TECHO, en ocho países: Chile, Perú, Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, México y Ecuador, y presenta una inversión de US$6 millones entre 2022 y 2026.El segundo eje de trabajo está enfocado en educar a las comunidades en temas de higiene a través de talleres, para así favorecer la apropiación y transformación de hábitos a largo plazo; y finalmente, ayuda oportuna consiste en apoyar en los momentos más complejos, de emergencia o catástrofe, canalizando a través de Softys Contigo todas las acciones de ayuda y apoyo a los países de la región y sus comunidades en momentos clave y decisivos, tal como lo fue la pandemia del COVID-19.
En Colombia, la primera jornada de voluntariado se realizó el pasado fin de semana en el municipio de Soacha – Altos de Cazucá – Barrio El Progreso. “Me siento muy orgulloso de ser parte de una compañía como Softys, que compromete importantes recursos para realizar un programa con este impacto en comunidades de la región. En total serán cuatro jornadas las que realizaremos a nivel nacional durante este 2023”, añade el vocero. A lo largo de estas jornadas se ejecutará la construcción de 43 soluciones bajo el pilar de agua y saneamiento (29 unidades sanitarias y 14 sistemas de captación de agua lluvia), con los que esperan beneficiar aproximadamente a 400 personas. Además de Bogotá, otras ciudades impactadas serán Medellín, Barranquilla, Cali y el municipio de Gachancipá.
Durante los cinco años de implementación del programa de inversión social Softys Contigo, la compañía espera beneficiar de manera directa a 14.807 personas a nivel regional, estimando igual número a nivel de impacto indirecto. En el caso de Colombia, la meta es superar los 4.000 beneficiarios directos e indirectos en los cuatro años de implementación.