El presidente de Brasil, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, arribó a China, para una gira de 4 días que incluye una reunión con el mandatario Xi Jinping. Se trata de un intenso maratón que el mandatario inició una vez asumió el cargo el 1 de enero.
‘Lula’ llegó la noche del miércoles, poco tiempo después de la importante visita de su homólogo francés, Emmanuel Macron. Dentro de la agenda binacional se consideran temas de interés mundial como la guerra en Ucrania, la economía global y los asuntos comerciales que involucran a las dos naciones.
En ese orden de ideas, es claro que el mandatario brasileño pretende retomar y fortalecer las relaciones con China, que incluyen proyectos de importante envergadura. Asimismo, quiere marcar el regreso de la nación suramericana a la escena internacional, luego del aislamiento al que lo condenó el expresidente Bolsonaro.
El objetivo internacional de ‘Lula´ está muy claro desde su posesión como mandatario, en primera medida aspira a un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y presidirá el G20 en 2024.
El líder del gigante suramericano intentará proponer a los países en guerra en Ucrania un plan de paz elaborado por China y otros países neutrales en el conflicto. De la misma forma como lo ha hecho China, condenó el uso de la fuerza por parte del presidente ruso, Vladimir Putin.
Es claro que el presidente Brasileño y el Chino intentarán trabajar de la mano en el asunto de Ucrania, pero adoptando una línea diferente a la de Occidente, teniendo como pilar su postura neutral.
Para Lula es notorio su interés en reactivar al Brics, aquel grupo de países que tienen una figura que crece con el pasar del tiempo y que reúne a Brasil, Rusia, India, India, China y Sudáfrica, cabe mencionar que para el próximo verano en Pretoria está prevista su próxima cumbre.
Sin duda, la economía es protagonista en la gira del presidente Lula, puesto que China es su mayor socio comercial, con un tercio de sus exportaciones. A la visita de Lula la antecedió una delegación de 200 empresarios brasileños, cifra que supera la presentada en febrero en EE.UU.
Cabe recordar que los dos países decidieron comerciar directamente en sus monedas nacionales, sin el dólar. Tal como señala Gaulard, es un guiño a Estados Unidos, pero también una forma de protegerse de la inestabilidad económica de los países occidentales y de la volatilidad del dólar.
A la gran relación de los dos países se puede añadir la entrada de Brasil a las Rutas de la Seda, el gigante proyecto de los chinos. Esto le permitiría a Brasil y China reforzar el comercio entre los países.
Humberto ‘Toto’ Torres