Una de las sensaciones más incómodas y más difíciles de enfrentar, es el desánimo. El desánimo es un estado incapacitante que afecta y frena nuestra vida. Todos los seres humanos en alguna ocasión lo hemos sentido.
El desánimo te aísla, te bloquea, te lleva a cancelar planes. El desánimo te quita el apetito, te hace perder la capacidad de asombro; nada se disfruta, nada te emociona. Todos los proyectos, por buenos que sean, terminan en el bote de la basura. El desánimo te impide vivir bien tal y como quieres.
Podemos entender el desánimo como algo que nos disminuye, nos aturde y nos va reduciendo poco a poco, hasta caer en tanta simpleza, en tanta frialdad, que solo Dios, puede volver a darnos un sentido y un valor a la vida. El desánimo nos vuelve inseguros, nos llena de miedos y terminamos convertidos, en personas llenas de ansiedad.M de acuerdo
La palabra desánimo en hebreo significa:
ü Estar atento sin fuerzas para seguir adelante.
ü Falta de ilusión o ánimo hacia alguien o para hacer algo.
Veamos lo que nos dice la Biblia para vencer el desánimo:
Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni te intimides.
Deuteronomio 31:8
Las personas desanimadas tienen pensamientos de derrota:
ü Dios no me tiene en cuenta…
ü Para qué seguir luchando…
ü Todo me sale mal…
ü ¿Por qué Dios permite este problema en mi familia?
Las personas desanimadas tienden a ser críticos y murmuradores:
ü Contra Dios
ü Contra la familia
ü Contra el jefe
ü Contra otros creyentes
El desánimo viene por las siguientes razones:
ü Enfermedades
ü Crisis económicas
ü Enemistades
ü Desilusiones en su matrimonio o con un familiar
ü Comentarios malsanos que hacen otras personas, tales como: Chismes y descalificaciones
Recuerda que Dios, es nuestro Ayudador y Él, es el que nos sustenta para levantarnos y seguir adelante, no podemos rendirnos, debemos luchar para seguir disfrutando esta vida que Él nos ha dado.
Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante.
Jeremías 30:10
Escrito por Édgar Jaimes