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Son varias las enseñanzas que arroja la más reciente crisis institucional en Perú.

 ASTROLABIO # 182 / VIE 09 DICIEMBRE 2022


Y vale resaltar lo de más reciente porque el país no ha sido exactamente un modelo de poliarquía.

Y aunque podría aducirse que en el hemisferio casi ningún Estado lo es, queda claro que el Perú es un buen ejemplo de democracia pero iliberal ( la que parece liberal pero tan solo es una distorsión de la misma ).

Castillo llega al poder por obra y gracia de un populismo entre étnico y clasista.

Una especie de revanchismo histórico incongruente, inconsistente y radical.

Sin apoyo congresional sólido o manifiesto, su gestión fue, desde el principio, una especie de imprecisión advenediza y circunstancial.

En el fondo, se sostenía en el poder más por la red continental, contubernal, contertuliana, que por los apoyos internos con los que apenas contaba.

Por supuesto, ese mismo Congreso, acostumbrado a definir las crisis mediante destituciones, tampoco le facilitó la gobernanza.

De tal forma, las mayorías emprendieron diversas acciones para deshacerse de Castillo ; pero la alquimia política no siempre ha funcionado.

Hasta que, al verse ya al borde del precipicio, el presidente saca a flote su verdadera naturaleza y disuelve el Congreso al mejor estilo Fujimori, dejando claro que los métodos del extremismo político ( de derecha, o izquierda ) se asemejan mucho más de lo que parece a simple vista.

Es probable que Castillo haya orquestado su golpe de Estado asesorado por corrientes externas.  

Puesto que no contó con el respaldo de sus ministros, ni de los pocos congresistas que lo secundaban, cabe la hipótesis del experimento intelectualmente estructurado desde afuera.

Pero, tal como sucede en estos casos ( Fujimori mismo, Honduras, Paraguay, Bolivia ), el control institucional queda en manos de las Fuerzas Armadas.

Así que al mostrarse como garantes del orden constitucional, ellas, las FFAA le dieron al Congreso la cobertura imprescindible para desplazar a Castillo e iniciar su procesamiento debido a la ruptura del modelo.

Sin duda, el Perú seguirá transitando durante largo tiempo por el sendero de la inestabilidad y la conmoción.

Pero, se habrá liberado de un lobo disfrazado de manso cordero.  Con todo y su sombrero.

 

vicentetorrijos.com