A lo largo de nuestro paso por la vida, los seres humanos, queremos triunfar, prosperar y vivir bien; lamentablemente, en ocasiones, se filtran en nuestras mentes, pensamientos de derrota y fracaso, nos sentimos inferiores y pareciera, que son otros los que están llamados a triunfar y a conseguir sus metas y objetivos.
Para surgir y dejar atrás estas ideas que nos frenan, nos bloquean y nos atan, es necesario tener presente lo que Dios anhela y piensa para nosotros.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11
Entendiendo esto, debemos luchar y esforzarnos para alcanzar todas las metas que nos hemos trazado; partiendo de esto, las Promesas de Dios y la fe, se convierten en el motor que nos impulsarán a seguir adelante una y otra vez para llegar a la cumbre.
Desde ese mismo momento, en que tomamos conciencia del Amor de Dios, nuestro potencial se empezará a manifestar y desarrollaremos todos los planes, sueños y anhelos.
Es hora de poner en acción nuestra fe para ver milagros en nuestras vidas, es hora de vivir la vida abundante que Dios nos promete en su Palabra, es hora de disfrutar absolutamente todo, entendiendo que…Somos más que vencedores.
Cuando nuestra fe y confianza en Dios están acordes con su Palabra, es cuestión de tiempo para que lleguen los milagros. La fe en Dios, es esa creencia firme en que algo muy bueno va a ocurrir, y que nada malo sucederá. También es una firme certeza y convicción de que existen cosas grandes para nosotros. La fe, es creer que Dios vela por nuestros sueños, que Dios nos sorprende con experiencias maravillosas, que Dios nos cuida, nos prospera y que nos empuja siempre hacia la victoria…Tal vez por eso se dice que la fe mueve montañas.
Los milagros están esperándote, Dios te quiere bendecir en todo, anímate a dar pasos de fe, pues el deseo de Nuestro Padre siempre ha sido verte feliz.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
3 Juan 2
Definitivamente, tenemos un Padre lleno de amor y de abundancia para nosotros sus hijos.
escrito por Édgar Jaimes