Hace unos pocos días tuve la alegría de llevar un grupo de colombianos a una de las experiencias espirituales más maravillosas e inolvidables que pueda tener un ser humano, conocer la tierra de la Biblia, la Tierra Santa, la tierra que fluye leche y miel.
Existen múltiples lugares en el mundo que son fascinantes y mucha gente invierte dinero para conocer, por ejemplo; la muralla China, las pirámides de Egipto, la torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la estatua de la Libertad, Machu Picchu; sin embargo, hay un lugar sobre la tierra que yo considero es el lugar geográfico más importante porque desde allí Dios se reveló a la humanidad, trayendo su palabra a través de los profetas y posteriormente llevando a cabo el plan de salvación a través de su hijo Jesucristo.
Israel es el lugar donde sucedió el más grande acto de amor de parte de Dios en favor de los hombres, pues fue allí donde nació, murió y resucitó el señor Jesucristo, haciendo de esta tierra un lugar especial y único.
Israel es la tierra desde donde se gestó y se propagó el revolucionario mensaje que ha salvado y restaurado millones de vidas durante más de 2000 años; nuestra historia, nuestro pasado, nuestro presente, nuestro futuro, nuestro destino eterno, están íntimamente unidos a Israel y por supuesto a Jerusalén, la ciudad del gran Rey y del eterno resplandor de Dios.
En días pasados alguien me preguntó: ¿Cómo puede un país tan pequeño en extensión con apenas 22,145 km², cuya superficie el 63% es desierto, ser la tierra que fluye leche y miel? Mi respuesta fue la siguiente: para mí es indudable que la mano bendita de Dios está sobre esa tierra, porque es cierto, yo vi con mis propios ojos el desierto del Neguev, el desierto de Samaria, el desierto de Judea. Sin embargo, vi extensas plantaciones de palma datilera, especialmente en zonas desérticas muy cerca del mar más salado del mundo, el mar muerto, ahí cada palmera produce alrededor de 350 libras de dátiles por año.
Hoy día, los dátiles de Israel son famosos en todo el mundo ya que exportan cerca de 12,000 toneladas cada año a 20 países. Es precisamente del dátil de donde extraen la miel, ya que no es miel de abejas sino miel silvestre a la que se refiere la biblia.
Por otro lado, aunque hay pocos terrenos para que las vacas puedan pastar, me di cuenta que una vaca israelí puede producir hasta 42 litros de leche diarios, es por eso que Israel no sólo produce la mayoría de sus alimentos para auto abastecerse, sino que exporta una gran parte de ellos; hablando de la leche, las vacas israelíes producen más leche que las de Estados Unidos, Europa y Australia a tal punto que Israel es considerado un líder mundial en la producción de leche por vaca.
De igual manera, hay otra planta muy conocida en Israel, es la Higuera, para nadie es un secreto que los higos producen leche, un líquido blanco que fluye de la punta de los higos verdes cuando se arranca la rama, también puede provenir del tallo, así como de algunas hojas gruesas; la leche de higo llama la atención por los beneficios que tiene para la piel y para las verrugas.
Podríamos afirmar también que Israel metafóricamente es la tierra que fluye leche y miel, en el hoy de los avances tecnológicos médicos y científicos, un número asombroso proceden de inventores y científicos judíos.
Aunque la población de Israel representa menos del 0,2% de la población mundial sus aportes a la ciencia y a los avances tecnológicos son absolutamente sorprendentes; el 22% de los ganadores de Premio Nobel han sido judíos tal vez el más conocido de estos premios Nobel judíos es Albert Einstein, pionero de la famosa ecuación E=Mc2.
Cabe destacar a otros inventores y científicos que han cambiado el mundo, aquí se incluye a Paul Zoll, inventor judío del marcapasos y el desfibrilador; Teodoro Maiman quién inventó el láser; Jonás Salk, pionero de la vacuna contra la poliomielitis, el cólera y la peste bubónica. Esto por nombrar sólo algunos de los grandes aportes qué han surgido de hombres y mujeres de la tierra de Israel.
Por todo esto mi respuesta es contundente, Israel ha sido, es y será la tierra que fluye leche y miel.
Finalmente, no debemos perder de vista que la ciudad más importante del mundo que fluye leche y miel, es sin lugar a dudas, la hermosa, Jerusalén. La cual aparece mencionada 667 veces en la Biblia; Jerusalén es la ciudad del gran Rey, es la ciudad de nuestro Dios como lo expresa la Biblia en el salmo 87:2:
“Ama Jehová las puertas de Zion más que todas las moradas de Jacob. Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios”.
Te recomiendo proponerte en tu corazón ir a la tierra que fluye leche y miel, a la ciudad Santa de Jerusalén por lo menos una vez en tu vida. Si deseas convertir este sueño en realidad te invito a visitar la página web www.colmundoviajes.com
Escrito por Jaime Dueñas