A todos nos sucede, a todos nos ha pasado en alguna etapa de la vida, pareciera que nuestra fe y nuestra esperanza han llegado a tocar el fondo.
Tantas malas noticias, tanta corrupción a nuestro alrededor, tanta violencia, tanta crisis y tanta maldad, generan en el corazón, tristeza, desánimo y en ocasiones, deseos de dejarlo todo y salir corriendo desesperadamente en busca de algún refugio o escondite y quedarnos allí para siempre.
Son esos momentos en la vida, donde todo parece ir en contra nuestra, donde los problemas aparecen por todas partes y nos persiguen, las deudas se multiplican, las relaciones se tornan tóxicas, sentimos que las personas más cercanas nos dan la espalda y para colmo de males…nos enfermamos.
¿Qué hacer?
¿A Quién pedir ayuda?
¿Por qué me sucede esto?
Sé que no estoy exagerando con esta cantidad de situaciones, infortunadamente en nuestro país, son el “pan de cada día” para muchas personas.
En alguna ocasión, los discípulos de Jesús le hicieron una petición que aparentemente era sencilla, pero, tal vez, el mejor de todos los deseos, y la mejor rogativa para ver milagros:
Entonces los apóstoles le dijeron al Señor: ¡Aumenta nuestra fe!
Lucas 17:5
Este tipo de clamor, y esta oración, es para cuando nos sentimos incapacitados, débiles y a punto de rendirnos, cuando sentimos que nuestra vida está perdiendo sentido y llegamos a tal nivel de confusión, que se pierde el entusiasmo y las ganas de seguir luchando.
Pensemos mejor, que siempre hay esperanza y que Dios, está de nuestro lado para levantarnos.
8 Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos
2 Corintios 4:8-10
Ante esto, no podemos rendirnos, porque el “Poder de Jesús”, se ha de manifestar en nuestras vidas, y nos ayudará ante cualquier dificultad, a todos se nos olvida que aquello que viene de Dios, llega a través de procesos, en los que somos probados, tratados y moldeados y que también, Dios hace todo a su tiempo y de la forma que menos esperamos.
Escrito por Edgar Jaimes