Un ataque norteamericano inteligente mediante dron acabó con el líder de Al Qaeda y sucesor de Osama Bin Laden.
Otro ataque, menos preciso, y poco coincidente con el modus operandi de Israel ( pues causó un daño colateral inusitado ) eliminó al líder de la Yihad Islámica en Palestina.
Con todo, tales iniciativas se vieron opacadas por la chapuza de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán.
Unas de cal y otras de arena.
Pelosi quiso ponerle epitafio a su carrera posando de heroína. Pero algunos piensan que terminó ejerciendo el papel de ‘creepy clown’.
De hecho, Donald Trump exclamó, « ¿ Qué está haciendo esa vieja loca en Taiwán, si todo lo que hace sale mal ? ».
Y dando muestras de que, a veces, demócratas y republicanos pueden ponerse de acuerdo, Joe Biden consideró también que esa visita no le parecía conveniente en estos momentos aciagos.
Como sea, ella terminó saliéndose con la suya aunque -como es apenas lógico- la diplomacia congresional no debería prevalecer sobre las atribuciones constitucionales del propio Presidente.
Obviamente, los jerarcas del Partido Comunista chino no iban a ser lo suficientemente torpes como para derribar el avión en que Pelosi resolvió viajar, alardeando de un poder del que no es, exactamente, responsable.
Pero sí fueron lo suficientemente hábiles como para convertir ese deliz en detonante para una eventual invasión a la isla.
Invasión que tarde o temprano tendrá que producirse … ¡ a menos que Washington reprima los biográficos impulsos otoñales tipo Pelosi !
Dicho de otro modo, si Pekín quisiese convertir este incidente en el pretexto para lograr la reunificación china, ¡ la mesa está servida !
En la práctica, ya lo ha hecho con Hong Kong y con Macao [ les sugiero a mis lectores ver un mapa ], de tal modo que Taiwán no es más que una asignatura pendiente, una piedra en el zapato desde 1949, cuya situación tendrá que resolverse más temprano que tarde.
La pregunta clave es, ¿ ha llegado el momento en que Pekín someta también a los taiwaneses ?
Me explico.
Los EEUU y la OTAN -que, en la práctica comparten tendencias estratégicas con los miembros de las alianzas QUAD y AUKUS, lideradas por la Casa Blanca para contener a Pekín-, no están en capacidad de librar una guerra exitosa contra los chinos, estando tan embargados como se encuentran con Ucrania.
Por lo tanto, si Pelosi quería demostrar lo comprometidos que están los norteamericanos y sus aliados con la defensa de Taiwán, logró justamente lo contrario.
Ante la patética provocación de su visita, ¿ qué cara cree que habrán puesto, al unísono, Scholz, Macron, Kishida, o Albanese ?
Para no ir muy lejos, me parece estar viendo al general Mark Milley, jefe del Estado Mayor de los EEUU, llamando de madrugada a Wei Fenghe en Pekín para decirle que no le prestara atención al desplazamiento que pensaba emprender la señora Pelosi.
Actitud muy loable, claro está ; pero si usted fuese Fenghe, ¿ le creería a Milley ? ¿ O, ante los hechos, sacaría sus propias conclusiones ?
Hace algunos meses, cuando el propio Milley temió que a su presidente Trump se le ocurriera alguna acción intempestiva contra China, levantó el teléfono para intimar con sus homólogos en Pekín y pedirles que ignoraran las ( habituales ) bravuconadas de su jefe.
Pero, ahora, la cuestión es a otro precio.
Para los chinos, la presencia de la presidenta de la Cámara en Taipei, siendo, como es, la tercera en la línea de sicesión presidencial, rompe la promesa Nixon-Kissinger de considerar que China es una sola, y no dos.
Pero, como si fuera poco, para ellos la ambigüedad estratégica de Washington en relación con la isla ya no existe.
Tal ambigüedad , en virtud de la cual la Casa Blanca honraba su palabra de reconocer a la RPC negándose a mantener relaciones diplomáticas con Taiwán, era un elegante eufemismo para legitimar su apoyo militar a la isla sin ser tildada de hipócrita o falaz.
Pero cuando hace poco el gobierno de la isla admitió que había tropas estadounidenses estacionadas en su territorio, y el propio presidente Biden sostuvo que Washington apoyaría militarmente al país en caso de ser agredido, ¿ de qué ambigüedad estratégica puede hablarse ?
Dicho de otro modo, los EEUU se han echado la soga al cuello cayendo en el más craso error estratégico que pueda concebirse : el del bluff en la disuasión, o sea, fanfarronear proclamando a los cuatro vientos que harán algo cuando ñ, en verdad, se hallan en incapacidad física de inclinar la balanza a favor de sus aliados.
Para no ir muy lejos, eso fue, exactamente lo que les pasó a Biden hace un año cuando salió de Afganistán a toda prisa ; y lo que aconteció hace seis meses cuando Putin invadió a Ucrania sin que Washington moviera un solo dedo para refrenarlo.
En resumen, los chinos acumulan progresivamente poder cinésico, informativo, cibernético y diplomático para dar el zarpazo.
Y la señora Pelosi se ha encargado de legitimar sus pretensiones, exacerbando el conflicto subyacente en grado sumo.
Concluyamos : ¿ Pondrá Biden en peligro a Nueva York, tan solo para defender Tapiei ?
¡ Mucho me temo que todos conocemos la respuesta !
vicentetorrijos.com