Después de tantos resultados que se dieron a lo largo de la eliminatoria a favor de Colombia, la selección no pudo clasificar y deberá esperar 4 años para volver a una cita mundialista.
Los ojos de los colombianos estaban puestos en el juego de Colombia, pero la mente y el corazón pues en una victoria de Paraguay.
En un partido que tenía como condimento extra el enfrentamiento ante Pékerman, como entrenador de la selección rival, los nuestros iniciaron con dinamismo y llegadas pero sin definición.
Luego de 15 duros minutos, Venezuela tomó la pelota y la iniciativa y llegó en varias ocasiones sin puntería y con un Ospina inspirado. Cuando el partido estaba más de cara para la local, un penal sancionado por el VAR terminó en una atajada de Faríñez; sin embargo, el video-arbitraje obligó a repetir el cobro por adelantamiento del golero.
James volvió a cobrar y en esta ocasión lo mando al fondo de la red, así finalizó el primer tiempo. En simultáneo, Perú le ganaba 2-0 a Paraguay con goles de Lapadula y Yotún.
La ilusión se veía golpeada y Colombia salió mal parada al tiempo reglamentaria. Venezuela tuvo ocasiones para empatar pero David Ospina se vestía de héroe.
Después del minuto 65, el juego entró en un estado de calma, provocado por la imprecisión en el juego de ambos combinados, el resto del cotejo estuvo marcado por pocas ocasiones de gol y una selección Colombia entregada a la dura realidad, que le obligaba a pensar más en resultados ajenos que en el propio que aún estaba en juego.
Con el pitido final llegó la desazón colombiana. La suerte estaba echada y Perú consiguió su tiquete al repechaje mundialista, a expensas del seleccionado "cafetero", que tendrá que esperar 4 años más para volver a vivir las emociones de asistir a una cita mundialista.
En esta ocasión no hubo milagro, no se alinearon los astros y esa ventaja que por muchos años tuvo nuestro país, de obtener resultados ajenos que nos favorecieron, quedó atrás. Lo cierto es que el fútbol no es de merecimientos sino de victorias, y en este proceso no hubo lo uno, ni lo otro, con dolor pero con justicia termina esta clasificatoria a Qatar, un proceso mundialista marcado por infortunios, incapacidad goleadora y, sobre todo, por un error tras otro en las diferentes facetas del fútbol colombiano: dirigencial, táctico y deportivo.
Qatar ya es historia y a la selección Colombia solo le queda levantar la frente, e iniciar un nuevo proceso que redireccione el rumbo de un barco perdido que terminó hundido en el Mar Caribe, muy lejos de territorio árabe.
Rafael David Arámbula Ochoa.