El entorno juega un papel determinante en la influencia de la creatividad en los niños. Cómo se sienten en un espacio puede estimular o frustrar el pensamiento creativo. Por ello, la importancia de prestarle atención a cualquier detalle en el hogar que pueda promoverlo a temprana edad.
“Sin duda, entornos domésticos que permiten tiempo para el juego ininterrumpido, fomentan los intereses y la curiosidad de los niños. Aquellos donde hay menos dirección estricta de los padres y más observación, respeto y confianza en sus capacidades son más propensos a fomentar el desarrollo creativo” afirma, Lina Pugsley, fundadora del banco de recursos en línea Keeping Creativity Alive, el cual apoya e inspira a padres y educadores para promover la creatividad en el hogar y en las escuelas.
Siguiendo esta línea de ideas, Pugsley da 5 herramientas que fomentan la creatividad de los menores:
Construya un libro de ideas: anime a los pequeños a plasmar sus ideas, inventos, pensamientos, historias y cualquier cosa que despierte su imaginación en un “Libro de ideas”. Este puede ser un cuaderno, diario, caja o blog donde él pueda colocar sus bocetos. Así podrá realizar un seguimiento de las exploraciones, curiosidades y proyectos en su mente y, por supuesto, fomentar un pensamiento creativo desde sus primeros años.
Proponga un espacio creativo: cree un espacio físico que promueva la creatividad. Ya sea que tenga una habitación completa para dedicarse a la creatividad o un carrito que se pueda mover entre las habitaciones y guardar. De este modo, siéntese con el menor a explorar sus gustos y brindarle los materiales necesarios que tenga en casa para lograrlo. Recuerde que ninguna idea es mala así que déjelo explorar y celebre sus ideas.
Promueva la investigación: modele y fomente la investigación con los niños, pues entre los tres y los once años pueden desarrollar un apetito por el conocimiento y el hábito de la indagación. Aprecie las preguntas y alimente la curiosidad con exploración y más preguntas. Cuestione toda idea que le comparta y captúrelas en una pared de maravillas o “Libros de maravillas”. Vuelva sobre él cada día con una nueva pregunta para continuar estimulando el cerebro creativo.
Practique el pensamiento de posibilidades: el pensamiento de posibilidad es transformar lo que es en lo que podría ser. Con una mentalidad de posibilidades, los pequeños usan su imaginación para visualizar lo que podría ser o para explorar formas imaginativas de considerar desafíos y producir soluciones únicas a los problemas. De este modo de los casos y pregúnteles qué pasaría si… Realizar esta práctica, repetirla y ser constante, en definitiva, formará el hábito de la creatividad.
Reserve tiempo para el ocio: el tiempo no estructurado les da a los niños la oportunidad de explorar su mundo interior y exterior, que es el comienzo de la creatividad. Así es como aprenden a relacionarse consigo mismos y con el mundo, a imaginar, inventar y crear. Este tiempo podrán utilizarlo para jugar, pues esta actividad conduce a la motivación y el aprendizaje intrínsecos y, sobre todo, al disfrute. Nunca se sabe lo que puede venir cuando hay tiempo para crear. Confíe en el proceso, sea paciente y, por supuesto, ¡diviértanse!
Si está interesado en profundizar en estas prácticas, puede inscribirse a la conferencia de Pugsley el próximo 5 de marzo, en el marco del “Cerebro Creativo”, un evento organizado por el Colegio Hacienda Los Alcaparros y en el que se darán cita educadores, científicos, investigadores e innovadores de talla mundial para promover el pensamiento creativo. Las investigaciones de Pugsley han brindado aportes fundamentales para lograr comprender cómo las actitudes y la formación que les inculcan los padres de familia a sus hijos, afectan el desarrollo de su creatividad.