Cada vez toma más fuerza entre funcionarios de la Administración Biden, la versión de sentirse engañados por el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman Al Saud, así lo expresó en sus líneas este miércoles el periódico The New York Times.
Al parecer la Casa Blanca estaría decepcionada por la decisión de la OPEP+, liderada por los sauditas y Rusia, de reducir la extracción de petróleo en dos millones de barriles al día, decisión que va en contra vía a lo que Washington suponía haber acordado con Riad hace meses y reafirmado en septiembre pasado.
La decisión de reducir la producción a comienzos de octubre ha llevado a los enfurecidos funcionarios estadounidenses a expresar la necesidad de replantear la relación de EE.UU. con el reino saudita; de igual manera, se desató una serie de declaraciones acusatorias y recriminatorias de ambas partes.
Los autores del artículo afirman que se han basado en varias fuentes anónimas, tanto en Washington como en Arabia, para argumentar que efectivamente hubo un acuerdo previo para aumentar la producción petrolera.
Cabe resalta que además del viaje del presidente Joe Biden a Arabia Saudita en julio pasado, que el medio califica de “políticamente arriesgado”, en el artículo se hace referencia a una ronda de consultas realizada en mayo pasado y otra más reciente, el 24 de septiembre; esto hizo generar confianza y la creencia de que los resultados eran prometedores para los volúmenes de petróleo que EE.UU. solicitó.
En mayo, un posible acuerdo secreto con el príncipe Mohammed y sus asesores habría permitido contar con el compromiso saudita en dos asuntos claves. En el primero, los sauditas aceptaban adelantar un aumento de la producción de la OPEP+ en 400.000 barriles al día, ya previsto para septiembre. En el segundo, Riad se encargaría de aprobar un aumento adicional de la producción en 200.000 barriles al día desde septiembre hasta diciembre de este año.
Pocos días antes de la reciente decisión de la OPEP+ de reducir la producción diaria, al parecer, los funcionarios estadounidenses recibieron garantías del príncipe heredero y su hermano, el príncipe Abdulaziz bin Salman, ministro de Energía de Arabia Saudita.
Asimismo, En estos compromisos se indicaba que no habría recortes de producción. Por esto, cuando se enteraron de la reversión saudita, se lanzó un último para hacer cambiar de opinión a la corte real, sentencia que resultó inútil en lo dicho por la versión periodística.
Por su parte, el Ministerio de Energía saudita en un comunicado dijo que el reino rechaza estas acusaciones y enfatiza que esas insinuaciones, hechas por fuentes anónimas, son completamente falsas”. Adicionalmente, sostuvo que las decisiones de OPEP+ se cimentan estrictamente en los requerimientos del mercado y no en lo político.
Washington este martes sigue siendo bastante optimista. “Tenemos un desacuerdo con Arabia Saudita sobre el recorte de producción más reciente, pero nuestra política energética siempre se ha centrado en los precios, no en la cantidad de barriles”, declaró por medio de un comunicado la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson.
Por su parte, analistas internacionales consideran que la Casa Blanca se prepara para otra posible subida de precios en diciembre. Con respecto a las relaciones bilaterales con Riad, aseguran que lo sucedido durante el último medio año ha sido una historia de acuerdos, de apretones de manos, ilusiones, señales perdidas y recriminaciones por promesas incumplidas.